Los coches clásicos tienen un encanto especial. Ponerse al volante de uno de ellos suele ser una experiencia memorable, ya que son capaces de transmitir sensaciones imposibles de encontrar en los modelos modernos. Sin embargo, estos vehículos provienen de épocas en las que las cosas se hacían de otra manera y, ocasionalmente, conducirlos puede no ser tan cómodo como cabría esperar.
Estos son algunos de esos coches que, si bien puede que sean grandes automóviles, su conducción no era una de las experiencias más agradables que se pudieran vivir. Todo queda en los gustos de cada uno, eso sí. Sin más dilación, estos son 10 coches clásicos horribles de conducir
Ferrari F40
Sí, empezamos fuertes. Es cierto que nos encontramos ante uno de los deportivos más aclamados que han salido de la fábrica de Maranello, pero ello no quiere decir que fuese perfecto.
Su conducción no era en absoluto cómoda. ¿Y por qué? Porque su configuración estaba más orientada a la competición. Así, era un gran coche en circuito gracias a su motor V8 biturbo de 478 CV que le permitía alcanzar los 326 km/h, pero en carretera podía no ser el coche más adecuado. Sus baquets no eran el culmen del confort, la suspensión tampoco era agradable y el interior no contaba siquiera con ‘lujos’ como el aire acondicionado.
Alfa Romeo GTV 2000
Lo cierto es que este famoso coche italiano no era tan horrible al volante, pero tenía algunos inconvenientes que notabas cuando te ponías al volante. La palanca era demasiado larga como para conducir en determinadas situaciones y las marchas se disponían con la primera situada a la izquierda y abajo para no tocar con la rodilla al meter segunda.
Por otro lado, el interior no estaba suficientemente estudiado, lo que le hacía quedar algo por detrás de competidores como el BMW 2002 Ti. Eso sí, la magia propia de un Alfa Romeo siempre estaba presente.
DeLorean DMC-12
Lo cierto es que este sería el coche con más estilo para fabricar una máquina del tiempo -me pregunto por qué nadie habrá pensado en ello-, pero esa estética tan llamativa no venía acompañada de una experiencia del todo agradable al volante.
Los famosos DeLorean sufrían de multitud de problemas eléctricos y de sobrecalentamiento. Además, la apertura de sus puertas podía ser ‘peligrosa’ para las cabezas de las personas altas y las pequeñas ventanillas no eran de lo más práctico. Si a esto le unimos unas prestaciones mediocres, es cierto que no fue el mejor deportivo de los 80, pero casi todo se le puede perdonar al admirar su carrocería de Giugiaro.
Renault Alpine A110
El Alpine A110 actual es un interesante deportivo que promete unas buenas sensaciones al volante y que hace un homenaje al modelo original de los años 60. Sin embargo, por muy mítico que fuese ese coche, utilizarlo a menudo podía generar alguna que otra frustración.
El habitáculo era muy pequeño y bajo, ya que fue concebido para competir. Además, su postura de conducción tampoco era cómoda, aunque no cabe duda de que se trata de un modelo emblemático.
Seat 850 Sport
Sin duda, estamos ante uno de los coches más importantes de Seat, ya que es el único descapotable de su historia. Sin embargo, contaba con algunos inconvenientes que hacían de su uso diario algo un tanto peculiar.
Su motor de 903 cc debía ir siempre alto de vueltas y la posición de conducción era tan baja que afectaba a la visibilidad. Además, el desplazamiento de los pedales hacia el lado era especialmente molesto tras un rato al volante y los asientos de escay eran especialmente fríos en invierno y demasiado calurosos en verano.
Seat 600
Otro de los míticos coches de la firma española entra en esta lista. Y es que el ‘pelotilla’, a pesar de ser muy querido, también contaba con algunos detalles que complicaban su conducción.
Los pedales estaban algo desplazados hacia el centro, los asientos no eran nada ergonómicos, la potencia no era suficiente en algunos casos, los frenos tenían una efectividad mejorable, la dirección era algo imprecisa y la primera marcha estaba sin sincronizar, de manera que había que detenerse para engranarla.
En cualquier caso, varias décadas después de cesar su producción, aún cuenta con una amplia legión de seguidores que le mantienen muy presente en la actualidad. Y es que es difícil no quererlo a pesar de estas cuestiones.
Citroën 2CV
Pongámonos en contexto. En los años 40, el conocido modelo de Citroën era sorprendentemente práctico y relativamente cómodo. Sin embargo, actualmente se nos haría algo incómodo por elementos como sus asientos extraíbles, el lento cambio y su baja potencia.
A esto se unen los problemas de la falta de visibilidad trasera y la apertura ‘suicida’ de las puertas en algunas versiones no son elementos que agradan demasiado al conductor actual.
Alfa Romeo Disco Volante
Este es uno de esos Alfa Romeo que hay que conducir si se tiene la oportunidad, aunque no sea algo de lo más sencillo. Fue una revolución en los años 50, pero contaba con algunas incomodidades que le penalizaban, como el poco efecto del parabrisas que hacía que el aire molestase especialmente a altas velocidades.
Asimismo, las butacas no eran del todo cómodas, el volante era muy grande y el olor a aceite estaba muy presente. Aun así, subirse a él es como transportarse a otro mundo.
Trabant
Fue el coche popular de la URSS durante la Guerra Fría, lo que quería decir que no era un coche lujoso en absoluto. Y si no lo era entonces, ahora lo es mucho menos. Se buscó el ahorro en todo momento hasta el punto de que se creó una carrocería de fibra de algodón prensada.
Asimismo, al volante, su motor de dos tiempos y dos cilindros no ofrecía demasiada potencia en relación al ruido que hacía. Si a esto le unimos la peculiar palanca de cambios de tipo ‘grifo’, es cierto que conducir el Trabant es muy distinto a lo que supone conducir cualquier otro coche. Sin embargo, no deja de ser un trozo de historia sobre ruedas.
Messerschmitt KR-175
Fabricado por un fabricante de aviones de la Segunda Guerra Mundial, se trataba de un peculiar microcoche urbano cuyo diseño sigue llamando la atención. Eso sí, era pequeño, muy estrecho, de manera que podía resultar agobiante.
Por otro lado, elementos como el techo de plexiglás aumentaban demasiado la temperatura del habitáculo y sus modestas prestaciones hacen que circular en él sea algo de todo menos relajante con el tráfico actual.
Este artículo fue publicado en Top Gear.