En plena automatización de los procesos laborales hay software que está torpedeando la contratación de millones de candidatos válidos en los últimos años, y los motivos pueden ser por mera discriminación.
El mercado laboral está más poblado que nunca, con decenas de millones de trabajadores cualificados que no encuentran una oportunidad. El culpable de esta situación no es otro que el coronavirus y la crisis estructural que ha supuesto.
La economía arrancó de nuevo hace poco más de un año, pero no todos los que antes trabajaban lo han vuelto a hacer. Lo llaman ineficiencia del sistema, pero la realidad es que la situación no mejora por mucho que le pongamos nombres técnicos.
La cuestión es que hace unos años la tecnología llegó para hacer de los procesos laborales una tarea sencilla y democrática, ya que con software especializado se podía agilizar la búsqueda de candidatos y conseguir que los más capaces tuvieran un hueco en el mercado laboral. O eso nos vendieron.
Ahora, un informe de la Harvard Business School asegura que los programas informáticos automatizados de escaneo de currículos están contribuyendo a un sistema de contratación injusto y roto.
Las empresas que utilizan estos programas para filtrar solicitudes, sin saberlo, estaban rechazando por error a millones de candidatos viables. Más concretamente a los conocidos como trabajadores ocultos, es decir, personas capaces y dispuestas a trabajar pero que se quedan sin trabajo por problemas estructurales del mercado laboral.
Estos programas son utilizados por el 75% de las empresas estadounidenses y fueron adoptados en respuesta a un aumento de las solicitudes de empleo digitales a partir de los años 90, explican The Verge.
Entre los motivos que se han encontrado para rechazar candidatos están las lagunas de más de seis meses los historiales laborales, sin preguntar nunca la causa de estos vacíos, los cuales pueden deberse a un embarazo, a que estaban cuidando a un familiar enfermo o suplemente a la dificultad para encontrar un trabajo en plena recesión.
Entre los ejemplos más sangrantes del estudio están los hospitales que sólo aceptaban candidatos con experiencia en programación informática en su currículum, cuando lo único que necesitaban eran trabajadores que introdujeran datos de pacientes en un ordenador.
O una empresa que rechazaba a los candidatos a un puesto de minorista si no incluían en su currículo la habilidad de fregar el suelo, incluso cuando los currículos de los candidatos coincidían con todos los demás criterios deseados.
Si a la crisis económica sumamos el software de contratación, lo que nos da como resultado es un mercado laboral injusto y caótico, donde poder entrar depende de demasiado factores y de la suerte.