William James Sidis, la increíble vida del hombre más inteligente de la historia del que nunca has escuchado hablar | Life

Ser inteligente te abre muchas puertas en la sociedad. Pero también te pone las cosas más difíciles en otros aspectos. Y si no los gestionas bien, pueden acabar destruyéndote. La lista de genios intelectuales que acabaron suicidándose, en la cárcel o aislados del mundo es larga y desoladora.

William James Sidis está considerado el hombre más inteligente de la historia. Su Cociente Intelectual (CI) estaba entre los 250 y los 300 puntos, según su hermana. Albert Einstein por ejemplo tenía 160, que ya se considera un superdotado. Pero su vida es también una de las más tristes y conmovedoras.

Con solo año y medio William James Sidis ya era capaz de leer el periódico. Con 8 años hablaba ocho idiomas. Pero los consideraba limitados, así que inventó el suyo propio. A los 11 años ya era universitario en la universidad más prestigiosa de Estados Unidos. En cierto modo nunca llegó a ser un niño, a tener una infancia. Ese fue el primer gran error, el primer drama de su vida.


La inteligencia artificial ya está en boca de todos, pero poca gente sabe lo que es. ¿Cómo funciona? ¿Hasta dónde puede llegar? ¿Cuáles son sus limitaciones? Respondemos a estas preguntas.

¿Es posible que un ser humano supero los 250 de Coeficiente Intelectual? ¿Por qué tantas personas inteligentes acaban solos, arruinados o suicidándose? ¿Qué le ocurrió a William James Sidis para tener una vida tan desgraciada?

Vamos a intentar responder a algunas de estas preguntas. Otras no tienen respuesta… 

El hombre más inteligente de la historia

¿Se puede medir la inteligencia?

Desde que la Humanidad dejó de guiarse por la ley del más fuerte, las supersticiones y las religiones, y abrazó la ciencia, la inteligencia se considera una virtud a la hora de encontrar un buen trabajo o ganarte la vida.

Durante siglos solo se podía confirmar… demostrándola. Alguien se consideraba inteligente porque sobresalía en la escuela, o en su profesión. Pero a principios del siglo XX comenzaron a estandarizarse unos test psicológicos que permitían determinar la inteligencia de una persona.


Con este sencillo test en vídeo creado por la Universidad de Rochester podrás saber si cuentas con un gran Cociente Intelectual, ¿te animas a hacerlo?

El psicólogo William Stern fue el primero que usó el término Cociente Intelectual, en 1912. En la siguientes décadas numerosos psicólogos y matemáticos de todo el mundo, desde Alfred Binet a Lewis Terman y otros muchos, han ido perfeccionado el método.

Aunque se tiende a pensar que los test de inteligencia analizan principalmente lo que sabes o lo rápido que respondes, en realidad usan métodos muy complejos que analizan tanto el rendimiento como la percepción visual y auditiva, diferentes tipos de inteligencia, e incluso la carga genética y cultural de la sociedad en la que se vive.

Con los métodos modernos, un Cociente Intelectual de 100 se considera la media. Pero existe una desviación estándar de 15, que está dentro de los márgenes. Por tanto cualquier cociente entre 85 y 115, se valora como una inteligencia normal.


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A partir de 130 se habla de superdotados, y de 155, de inteligencia superior. Se sabe por ejemplo que Albert Einstein tenía un CI de 160, igual que Stephen Hawking. Mark Zuckerberg, el fundador de Facebook, tiene 152.

Se estima que genios de siglos pasados como Isaac Newton, Leonardo Da Vinci o Marie Curie rondan los 180 o 200 puntos.

Pero no todas las personas inteligentes se dedican a las ciencias. El actor James Wood tiene un CI de 180, la actriz Sharon Stone alcanza los 152, y el jugador de ajedrez Garry Kasparov llega a los 198.

Hoy en día estos test se consideran válidos para la ciencia: quien los supera es realmente inteligente, no se puede hacer trampas.

Y esto nos lleva a William James Sidis. Según los psicólogos, cifras mayores a 201 solo se dan una vez entre 8.000 millones de personas. Y en el planeta viven actualmente 7.500 millones personas, aunque a lo largo de la historia podrían haber vivido más de 100.000 millones de humanos.

Diversos estudios fijan el coeficiente intelectual de Sidis alrededor de los 200. Su propia hermana Helena asegura que unos años antes de morir llevó a cabo un test de inteligencia y no supieron medirlo, porque daba valores entre 250 y 300. Es difícil precisarlo, pero todos coinciden en que fue uno de los seres humanos más inteligentes de la historia. Esta es su vida.

Niño prodigio

Se sabe que parte de la inteligencia, o al menos la capacidad para desarrollarla, proviene de los padres. De los genes. Es lo que algunos psicólogos llaman Factor G. Y se sabe también que la inteligencia puedo cultivarse y fomentarse desde la infancia.

William James Sidis nació el 1 de abril de 1898 en Nueva York. Su padre, Boris Sidis, nacido en Ucrania y de ascendencia judía, era un prestigioso psiquiatra. Su madre, Sarah Mandelbaum, era doctora.

El recién nacido Sidis tenía la genética a su favor. Y pronto comenzó a demostrarlo. Según sus biografías, a los 18 meses ya era capaz de leer el New York Times, y a los 4 años aprendió griego. 

Con 6 años dominaba la lógica de Aristóteles, y a los 8 años hablaba 8 idiomas: griego, latín, francés, ruso, alemán, turco, armenio y hebreo. Los consideraba mejorables, así que inventó su propio lenguaje, que llamó Vendergood.

Curiosamente la única ciencia que no dominaba era las matemáticas. Así que con 6 años su padre le inculcó esta materia por medio de las clases y estudios intensivos.


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En el colegio, sus profesores se quejaban porque era un niño muy distraido y no atendía en clase. Es algo común en los superdotados. Ya sabía todo lo que explicaba el profesor, y se aburría. Con 6 años él ya había aprendido varios idiomas, pero en clase le ponían exámenes para ver si se sabía el abecedario…

Con 9 años ya había aprobado todos los exámenes de bachillerato e instituto, así que su padre pidió que lo admitiesen en la Universidad de Harvard. Fue rechazado por su edad. Pasó dos años buscando errores en las teorías de Einstein y aprendiendo más idiomas. A lo largo de su vida dominó más de 25 lenguas, y podía defenderse en 40 idiomas.

Finalmente a los 11 años, Harvard cedió: William James Sidis se convirtió en el universitario más joven de sus más de 300 años de historia.

La alargada sombra de su padre

Durante su primera década de vida Sidis se convirtió en un niño prodigio tutelado por su padre, que controlaba absolutamente todos los aspectos de su vida

Como psiquiatra, Boris Sidis creía que «si los niños empiezan a estudiar a los dos años y mantienen un aprendizaje intensivo, a los 10 años pueden aprobar el instituto«.

Boris Sidis era un respetado psiquiatra que escribió numerosos libros. No creía en la educación regulada y se obsesionó con la genialidad de su hijo. Cumplió su objetivo: a los 11 años William estaba en la universidad más prestigiosa y destacaba en Matemáticas, la matería que no dominaba, llegando incluso a dar clase algunos días, en lugar del profesor.

Pero el precio, posiblemente, fue demasiado alto. William James Sidis no tuvo infancia. Nunca fue un niño, ni aprendió las habilidades sociales necesarias para desenvolverse en la vida. Y eso comenzó a pasarle factura en sus años de universidad.

Las difíciles relaciones sociales

Sidis nunca había practicado deporte, una actividad que su padre consideraba «propia de bárbaros«, pero que era esencial en la universidad.

Y no sabía comportarse en público. Una anécdota relata cómo un profesor lo ridiculizó porque «llevaba media hora intentando colocarse correctamente el sombrero«.


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A William le costó mucho hacer amistades en la Universidad, y ya entonces se llevaba mal con la prensa y la fama. Desde niño había aparecido en los periódicos y en el campus destacaba por su menor edad. Le molestaba porque no sabía gestionarlo, y en esa época la sobreinteligencia no se veía como una virtud, sino como una cosa de bichos raros.

Sus compañeros de campus se burlaban a menudo de él escribiéndole falsas cartas de amor de chicas que querían casarse con él. Llegó a cosechar algún suspenso, y se dice que fue en aquella época cuando decidió ser célibe. Como otros genios de la talla de Platón, Leonardo Da Vinci, Pitágoras o Kant, nunca se casó ni se le conocen relaciones.

Se graduó Cum Laude con solo 16 años, en 1914. Esta imagen es la foto oficial de su graduación en Harvard:

De espaldas a la sociedad

Con 16 años Sidis tenía pensado matricularse en Harvard en otras carreras. Pero tras ser agredido físicamente por unos estudiantes su padre le encontró trabajo de asistente del profesor en la Universidad Rice, en Houston.

Con 17 años empezó a impartir algunas clases de Geometría en la universidad, pero pronto comenzó a estar en desacuerdo con las directrices del departamento, y sufrió amenazas de estudiantes que tenían más años que él.

Llegó a matricularse en Derecho en Harvard pero abandonó en el último curso, en 1919. Algo empezaba a torcerse en la vida del genio superdotado.

La cárcel y el retiro

Sidis se consideraba a sí mismo un socialista. Con 19 años participó en una manifestación del Día de los Trabajadores, que terminó en disturbios. Fue detenido y condenado a 18 meses de prisión.

Este incidente le puso en portada de todos los periódicos. A la prensa le encantan los casos de los genios que caen en desgracia, y un titular con el adolescente graduado en Harvard que acaba en la cárcel, tenía mucho tirón.

Finalmente su padre acordó con el juez que, en lugar de la prisión, lo confinaría dos años en el manicomio en donde trabajaba. Pasado ese tiempo, con 21 años, William James Sidis dijo a sus amigos que había decidido recluirse y pasar al anonimato.

Dejó de hablarse con sus padres y la segunda mitad de su vida la pasó realizando trabajos mal pagados arreglando máquinas y otras tareas mecánicas porque «no quería pensar«. Cuando su padre murió en 1923, no acudió a su funeral.

Aún así escribió varios libros bajo pseudónimo que no llegó a publicar, porque los editores no querían publicar libros con nombres falsos. Algunos de ellos, como The Animate and the Inanimate, en donde explica el origen de la vida y formula sus propias leyes, son realmente brillantes. Se conservan cuatro libros, 13 artículos y un centenar de columnas en revistas en la web Sidis.net.

Esta es una de sus últimas fotos:

William James Sidis murió a los 46 años, de una hemorragia cerebral. La misma muerte que su padre. Algunas crónicas de la época aseguran que «murió solo y amargado«, pero cartas de sus conocidos afirman que tenía bastante amigos y que era una persona agradable a la que le gustaba contar historias.

Hoy solo queda de él una sencilla y casi anónima tumba en el cementerio de Boston.

Inteligencia emocional

La triste vida de William James Sidis se usa a menudo por los psicólogos para mostrar cómo la inteligencia no es suficiente para tener una buena vida, o ser feliz. También ha servido para que las universidades americanas establezcan nuevas normas de supervisión a la hora de admitir alumnos en edad infantil o adolescente.

Hoy en día además del coeficiente de inteligencia se tienen en cuenta otros aspectos, como la inteligencia emocional: la capacidad de las personas para relacionarse, y desenvolverse en sociedad.

El profesor del MIT Daniel F. Comstock llegó a decir de Sidis, cuando aún era estudiante universitario: «predigo que el joven Sidis será un gran matemático astronómico. Desarrollará nuevas teorías e inventará nuevas formas de calcular los fenómenos astronómicos. Creo que será un gran matemático, el líder en esa ciencia en el futuro«.

¿Dónde y por qué se truncó esta predicción? Es algo que, con los pocos datos que tenemos, nunca los sabremos.

Seguramente fue el hombre más inteligente de la historia, pero por desgracia es recordado por otras cuestiones ajenas a sus logros.

No sabemos si él consideraría su vida desperdiciada. Lamentablemente, vista desde fuera, así lo parece.

[Fuentes: Sidis.net, Wikipedia, Gwern.netBright Side]

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