La República Checa le declara la guerra al coche eléctrico | Motor

Con la prohibición del diésel y la gasolina en el horizonte de 2035, ya hay un país de Europa que le ha declarado la guerra al coche eléctrico. ¿Sabes cuál?

Desde que, en julio, se presentó el plan de la Comisión que fija 2035 como el año en que se prohibirá en Europa la venta de vehículos de combustión nuevos, solo se habían oído críticas muy tímidas por parte de los países miembros.

Francia y Alemania sugirieron en un principio que había cosas que limar, como un margen más amplio para los híbridos. Y la semana pasada se publicó que Italia estaba reclamando una excepción para los superdeportivos. Pero por fin ya tenemos al primer país de Europa que le ha declarado la guerra al coche eléctrico. Y, para variar, se trata de uno del Este.

En concreto, de la República Checa, la casa de Škoda, cuyo primer ministro, Andrej Babiš, ha hecho unas declaraciones incendiarias a la prensa local sobre la propuesta de Bruselas. 

«No vamos a apoyar la prohibición de los coches de combustibles fósiles. No podemos. No se puede trasladar aquí lo que deciden los fanáticos ecologistas del Parlamento Europeo«, dijo el político al periódico checo iDnes… del que, por cierto, es propietario.


General Motors ha presentado esta semana sus nueva marca de bicicletas eléctricas, Ariv, y los modelos Meld y Merge, que se venderán primero en Europa.

Y la lectura en clave empresarial no se ha hecho esperar. Esta reacción ha provocado que muchos sospechen que el grupo Volkswagen está acelerando la electrificación de las marcas alemanas, como la propia Volkswagen y Audi, en detrimento de las demás. Y que Škoda o Seat podrían quedarse atrás. 

Una suposición que se basa en un sustrato cierto: que la estrategia de ambas está bastante menos clara que las de muchas otras firmas europeas, que ya están anunciando plazos y objetivos.

Sin embargo, la cosa podría tener más aristas de las que parece a simple vista. De hecho, este pequeño país que no llega a un quinto de la superficie de España, con apenas 10 millones de habitantes, es uno de los mayores fabricantes de coches per cápita del mundo.

Un tercio de su economía depende de la industria automovilística y, en 2020, se ensambló allí un millón de vehículos. Y no solo de Škoda. También tienen plantas Toyota o Hyundai, y la apuesta de la japonesa por los híbridos podría ser una de las claves.

Eso, si es que las declaraciones tienen que ver en algo con la industria del automóvil en absoluto. Porque la República Checa está ahora mismo inmersa en plena campaña electoral.

En tres semanas, el primer ministro se juega su reelección. Y podría ser que mostrarse como el único país de Europa que le ha declarado la guerra al coche eléctrico no fuera otra cosa que un mensaje en clave interna a sus votantes. Una manera de exhibirse como un líder fuerte que se rebela ante los mandatos europeos.

De hecho, Babiš, igual que Vladimir Putin, es un exagente del servicio secreto comunista que, con la caída del Telón de Acero, se convirtió en oligarca. Después, en muy resumidas cuentas, usó sus recursos económicos (es el segundo hombre más rico del país) para comprar periódicos y televisiones, como iDnes.

Y, en 2011, fundó un partido político llamado ANO (en español hubieran sido unas siglas muy desafortunadas, pero en checo significan ‘sí’), con un discurso duro y populista.

Desde su llegada al poder, en 2017, se le engloba cada vez más en el grupo de las democracias iliberales, junto a la Hungría de Viktor Orbán o la Polonia del partido Ley y Justicia, con las que compone el llamado Grupo de Visegrado. Y ha ido virando cada vez más hacia el euroescepticismo, una idea que tiene bastante éxito entre la población.

Así que no sería extraño que esta fuera una proclama puramente electoralista, y que se fuera diluyendo con el tiempo.

Este artículo fue publicado en Autobild por Iván Fombella.

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