Las instalaciones de fibra óptica además de traer 600 megas de internet simétrico a los hogares también pueden avisar a los servicios de emergencias de que se avecina un terremoto. Esta revolución ya es una realidad.
La conexión más utilizada a día de hoy en todo el mundo es la fibra óptica, habiendo sustituido esta al cobre, algo normal cuando esta primera es mucho más barata de producir, no depende de un metal preciado y, además, consigue conexiones más seguras y rápidas.
Por eso es habitual ver en nuestras ciudades, cada pocas semanas, a técnicos de telecomunicaciones tirar cable de fibra óptica por nuevas acometidas o instalándola en viviendas.
La buena noticia es que ahora ésta no sólo es la conexión más barata y rápida que se conoce, si no que además puede advertirnos de terremotos y otras catástrofes de origen subterráneo.
Esta tecnología ha sido desarrollada por FiberSense, quien ha utilizado técnicas derivadas del sonar para detectar vibraciones en los cables de fibra óptica, y como estos recorren las ciudades de arriba a bajo, hace una gran tarea de rastreo.
FiberSense instala láseres a lo largo de los cables y observa la retrodispersión cuando los largos hilos de vidrio reaccionan a su entorno. Tanto la vibración como el sonido modulan la tensión de la fibra, explican, lo que le ha hecho poder medir con exactitud estas alteraciones para saber qué las ha provocado.
Ahora mismo la empresa es capaz de diferenciar si por la calle ha pasado un ciclista o un camión, ya que cada uno provoca un ruido y unas vibraciones diferentes. La precisión es tal que puede saber la velocidad a la que iban y el carril por el que circulaban.
También se pueden detectar fugas en las tuberías, así como el perfil geotécnico de los escombros que hay debajo de las fibras.
Pero lo más importante es que los terremotos también pueden medirse, como demostraron hace poco días, cuando la ciudad australiana de Melbourne sufrió una sacudida de magnitud 5,9. Bevan Slattery, portavoz de FiberSense, compartió una imagen que mostraba como funciona esta tecnología.
Los segmentos más oscuros de la línea muestran dónde se produjeron las mayores vibraciones del suelo durante el terremoto.
Pero esto no acaba aquí, ya que también tienen utilidad en el mar. Por ejemplo, pueden detectar un ancla que se arrastra detrás de un barco para así advertir, en caso de que necesitarlo, que está a punto de pasar por encima de un cable submarino y, por ende, romperlo (cosa que ha sucedido varias veces en los últimos años).
Cada unidad que se instala puede supervisar hasta 200 km de fibra y albergar 20.000 sensores virtuales. Y ya cada sensor puede configurarse como un hidrófono, un micrófono o cualquier otro sensor de vibración que necesiten los clientes. Sin duda, sus aplicaciones son prometedoras.