La Dirección General de Tráfico nos da varios datos interesantes sobre el coche de hidrógeno, una solución que parecía que tenía todo para triunfar pero que se ha quedado relegada a un segundo plano por culpa del eléctrico.
Hace una década cuando nos hablaban del futuro de la automoción, los ingenieros hablaban maravillas del hidrógeno, una fuente limpia de energía que prometía motores potentes y mucha autonomía.
Pese a que en esa carrera entraron los principales constructores, muchos se acabaran saliendo (como Mercedes), ya que vieron que producir coches de hidrógeno era demasiado caro, motivo por el cual el sector acabó apostando por el eléctrico.
Pero, en pleno 2021, el coche de hidrógeno no está descartado ni muerto, sino todo lo contario. Y, para arrojar un poco de luz al asunto, ha sido la propia DGT quien ha explicado algunos puntos interesantes sobre esta alternativa verde. Vamos a repasarlos:
- ¿Cómo funciona un coche de hidrógeno? Un automóvil de hidrógeno es un eléctrico que fabrica su propia electricidad. Cuando el hidrógeno almacenado en tanques de alta presión reacciona con el oxígeno del aire en una pequeña central denominada pila de combustible, esta se recarga de engería. Lo único que produce esta reacción es agua, por lo que no es contaminante.
- ¿Qué futuro tienen los modelos de hidrógeno? En el medio y largo plazo el hidrógeno va a ser determinante en el transporte pesado por carretera donde ya hay varias opciones, y en el ámbito de los vehículos comerciales de rango urbano y en los de servicio público como taxis y VTC veremos en años que empiezan a ser una opción real.
- ¿Son los coches de hidrógeno seguros? Los coches de hidrógeno cuentan con grandes medidas de seguridad, además de que el hidrógeno es muy volátil por lo que en caso de fuga se disipa con facilidad. El hidrógeno no es tóxico y los modelos comercializados cumplen la normativa y muestran la misma seguridad que un coche gasolina o diésel actual.
- ¿Qué ventajas tiene? Principalmente dos. La primera es que no contamina, ya que su única reacción es expulsar agua. Y la segunda es que tiene mucha más autonomía que un eléctrico ocupando mucho menos espacio. Hay modelos en venta, como el Toyota Mirai que recorren más de 1.000 km con un sólo depósito.
Como podéis comprobar, los coches de hidrógeno eran y son una alternativas por sus muchas ventajas, pero las contras siguen pesando mucho, de ahí que los eléctricos se convirtieran en la verdadera alternativa.
La cuestión es que las normas anticontaminación en el mundo del transporte van a hacer que las compañías no se centren exclusivamente en el eléctrico, y como para 2035 se acabó el vender coches de gasolina y diésel, las marcas no tendrán más remedio que apostar también por el hidrógeno.
De momento estos vehículos son muy caros y producir hidrógeno de forma verde aún es difícil (aunque hay planes para producirlo en España durante esta misma década), pero los fabricantes, sobre todo Toyota y Hyundai, confían en que este transporte sea una opción viable en 10 años.