Tras años siendo la opción preferida por los usuarios, la solución de Apple se empieza a quedar atrás por culpa de malas políticas de actualización y al buen trabajo de Google con su Android Auto.
Si sois de los que lleváis tiempo siguiendo la carrera entre Apple CarPlay y Android Auto sabréis que cada uno tenía sus fuertes, pero que quien ganaba en el cara a cara era la opción de Apple.
Su fiabilidad, su conexión inalámbrica y su estabilidad hacía de esta opción la más valorada entre los usuarios que habían probado los dos clientes.
El problema es que Apple parece haberse dormido en los laureles mientras que Google lleva un par de años sin dejar de actualizar su solución, introduciendo mejoras, nuevas compatibilidades y escuchando a los clientes.
Según se ha sabido durante estas semanas, el debut de iOS 15 ha provocado un cisma alrededor de CarPlay: la aplicación acabó bloqueándose al intentar reproducir música, otros se quejan de los problemas de conectividad experimentados tras instalar la última actualización, etc.
Así que, en otras palabras, CarPlay parece haberse convertido en el antiguo Android Auto, famoso por su poca fiabilidad. Además, y esto es lo que parece molestar más a los usuarios de Carplay, la opción de Android es cada vez más avanzada.
Estas mejoras pasan por un nuevo y mejorado centro de notificaciones, más ajustes para que los usuarios puedan configurar qué aplicaciones se ejecutan al arrancar, e incluso juegos que hacen que las paradas cortas sean mucho más cómodas.
CarPlay, por su parte, sólo introdujo con iOS 15 una mejora importante en este frente: la posibilidad de usar la navegación 3D de Apple Maps a través de CarPlay, y sólo se puede si usamos un iPhone como dispositivo.
Mucho va a tener que trabajar Apple si quiere hacerse con la supremacía en el sector automovilístico, una trozo del pastel demasiado goloso para dejar pasar y que, si siguen así las cosas, va a ser Google quien se lo coma entero. Android Auto, de momento, ya tiene más de 100 millones de usuarios.