Es una puerta normal y corriente, situada al borde de un lago. La gente que entra, desaparece en la oscuridad. ¿Cómo es posible?
Los lagos son protagonistas de numerosos cuentos de fantasía, mitos y leyendas que se remontan miles de años atrás en el tiempo.
Desde la Dama del Lago de las leyendas artúricas al monstruo del Lago Ness, muchos lagos están envueltos en un aura mágica.
El Lago de Zug, en Suiza, también tiene su propio cuento de fantasía. Aunque es mucho más real. Allí hay una verdadera puerta mágica que engaña al visitante. Pese a estar al borde de un lago, la gente cruza la puerta, y desaparece…
El Lago de Zug es un lago suizo situado a los pies de los Alpes. Es enorme: mide más de 13 Kilómetros de largo, casi 5 Kilómetros de ancho, y tiene una profundidad máxima de 198 metros.
Es un lago con abundante pesca. Aquí vive una especie de salmón endémica, Salmo salvelinus, que solo se da en algunos lagos alpinos.
El lugar debe su nombre a la ciudad de Zug, de casi 30.000 habitantes. En el paseo del lago de dicha localidad, está situada la puerta mágica.
Se inauguró en 2015, y es obra del artista Roman Signer. Solo permanecerá abierta hasta 2025.
No se trata de una puerta decorativa. Como vas a ver en este vídeo, pese a estar al borde del lago, abierta hacia las aguas inmensas, la gente se introduce y desaparece en su interior.
Pero tiene truco… Si quieres descubrirlo, echa un vistazo:
Como vemos, se trata de un efecto óptico. La puerta da a una escalera que desciende al interior del lago, hasta un observatorio submarino.
A unos 10 metros de profundidad se pueden ver los peces y el fondo terroso. Pero algunos visitantes afirman que las algas han nublado casi todo el cristal, y se ve muy poco.
Aún así es una curiosa experiencia que todos los visitantes del Lago de Zug no dudan en probar.
Si estás interesado en ir, debes saber que la puerta solo se abre en ciertas épocas, así que hay que preguntar antes de acudir.