Un nuevo estudio ha revelado que, a partir de las 25 horas trabajadas por semana, el rendimiento disminuye y se merman multitud de capacidades, desde la memoria hasta el procesamiento de cierta información.
Trabajar 40 horas a la semana, u 8 horas al día, a las que a menudo se añaden horas extraordinarias, no es adecuado para el trabajador ni para la productividad a nivel empresarial. Probablemente, cualquier empleado haya notado que a partir de cierto umbral este rendimiento disminuiría notablemente, pero esta sensación resulta que viene acompañada —y defendida— por una amplia trayectoria de estudios científicos.
Una búsqueda del Melbourne Institute of Applied Economic and Social Research Australia reveló que el número óptimo de horas de trabajo es de 25 por semana, lo que equivale a 3 días en lugar de 5, especialmente si tienes más de 40 años. Un paso más allá, dice la investigación, las habilidades cognitivas disminuyen drásticamente y sobreviene la fatiga y el estrés. La idea es todo un contrapunto a la filosofía de Elon Musk, que se jacta de trabajar hasta 80 horas semanales.
De esta forma, los efectos se sienten en la pérdida de la memoria, las habilidades lingüísticas, la concentración y la velocidad de procesamiento de la información, así como mantener ciertas funciones cognitivas que solo permanecen en niveles altos durante este periodo. Tras él, el cansancio las disminuye drásticamente.
Pero si la reducción de horas puede llegar a parecer una utopía, lo cierto es que ya es una realidad en Países Bajos, por ejemplo, donde desde el año 2000 está en vigor una ley que permite a los trabajadores reducir las horas y pedir trabajo a tiempo parcial. La semana de 4 días es común y adoptada, entre otros, por el 86% de las mujeres con hijos y el 12% de los padres.
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Por otro lado, según un estudio de vouchercloud, la productividad en una jornada laboral se limita a unas pocas horas. La investigación, basada en una serie de preguntas a cientos de trabajadores británicos, develaba lo que consideran el «ritmo real» de los empleados y las horas en las que conseguían el máximo rendimiento (y cuándo éste empezaba a bajar).
La mayoría, el 79%, confesaron no ser productivos todo el día; como mucho, en promedio, 2 horas y 53 minutos, el límite del rendimiento. A un segundo grupo, por otro lado, se le sonsacó que en un 65% de los casos no lograban trabajar sin distracciones. El motivo principal: redes sociales, leer noticias o discutir con otros compañeros, pero también comer o fumar. Muchos de ellos, además, dedicaban ingentes cantidades de tiempo en buscar otro trabajo.
En este caso, los españoles tampoco estamos como para quejarnos. Según un estudio de la OCDE, los españoles destinan 1.691 horas al año al trabajo, menos que la media de la organización (1.766 horas). Los más desfavorecidos (por arriba, claro) son los mexicanos, seguidos de Corea del Sur y Grecia. En el extremo opuesto se encuentran Alemania, Holanda y Noruega.
John Maynard Keynes ya predijo que gracias a la tecnología podríamos trabajar menos: para 2030, argumentó, 15 horas por semana se convertirían en la norma. Todavía estamos muy lejos, a menos que tuviera la intención de restar las horas que pasamos en internet.
Este artículo fue publicado en Business Insider España por Luis Casal.