Un crucero atracado desde hace mese en un puerto podría convertirse en un edificio de oficinas flotante con gimnasio, piscina y sala de teatro entre otras ventajas para los que decidan teletrabajar desde sus instalaciones.
La pandemia global ha provocado un profundo cambio en muchas industrias. Empresas de viajes sin pasajeros desde hace meses buscan nuevos enfoques para sus negocios. El impulso del teletrabajo podría ser una nueva oportunidad.
La empresa Ocean Builders quiere dar una segunda vida a cruceros sin actividad para crear oficinas únicas en todo el mundo. El proyecto se llama The Crypto Cruise Ship y pretende atraer a youtuber, influencers, empresas emergentes y nómadas de la tecnología.
El barco, un gran crucero de viajes, cuenta con espacio para más de 700 cabinas donde más de 2.000 personas podrían realizar su actividad laboral. Además contarían con espacios de entretenimiento y descanso: salas de meditación, clases de yoga y fitness, piscina, pista de atletismo, salas de convenciones, talleres y espacios para comidas y cenas. Todo lo que ofrece un crucero actual, pero en vez de pasar las vacaciones, serviría de espacio para trabajar todo el año.
Tras la adquisición del barco, la empresa tiene previsto comenzar a subastar el primer lote de 100 habitaciones en noviembre. Las tarifas serían entre los 25.000 y los 5.000 dólares, pero en la página web no se especifica claramente qué servicios cubre cada precio ni por cuánto tiempo.
La compañía aceptará cualquier forma de pago, incluidos bitcoins y USD. Los huéspedes podrán comenzar la mudanza en el mes de enero a la costa de Panamá donde estará anclado el barco. No queda claro si en algún momento se podrá mover a otra ciudad.
Con la alerta sanitaria que vive el mundo, los barcos de este tamaño fueron los primeros en ser catalogados como peligrosos. Son lugares con una gran concentración de personas, por lo que un sólo infectado podría propagar con facilidad el virus por toda el crucero.
Para calmar a los posibles compradores, la empresa Ocean Builders asegura que tomará «los estándares de salud y seguridad más recientes de la industria de cruceros». Se realizarán pruebas de salud a bordo, habrá varias instalaciones médicas, una farmacia y los pasajeros tendrán a su disposición dosis de hidroxicloroquina.
Donald Trump promocionó este fármaco contra la malaria como cura para el COVID-19 en contra de las indicaciones de los expertos sanitarios. Estudios de la FDA han demostrado que no tiene ningún efecto sobre la mejora de los síntomas o las posibilidades de supervivencia de una persona ante esta nueva enfermedad. Las medidas de seguridad recomendadas por casi todos los países incluida la OMS como el uso de mascarillas y la distancia social lo dejan como opción a elegir por los pasajeros y no como obligatorias.