Hoy vamos a dedicarle unos minutos a una cualidad que ya está en todos los dispositivos electrónicos y que tiene su parte positiva y alguna que otra desventaja. ¿Sabéis qué es el Thermal Throttling? Os lo contamos.
Los aficionados a la tecnología posiblemente hayáis oído hablar de esta función, pero hay mucha gente que no tiene claro el riesgo que corren sus ordenadores, tablets o móviles si no los cuidan bien o por qué el rendimiento empieza a caer de repente.
El Thermal Throttling es, como su propio nombre indica, un asunto que atañe a la temperatura de la máquina y más en concreto hablamos de un estrangulamiento que puede sufrir el aparato si los componentes alcanzan una temperatura muy alta.
Todos los componentes que hay en nuestros móviles, ordenadores o tablets al trabajar generan calor. Pasa en todos los dispositivos, pero si ese calor no se controla o crece en exceso el hardware acaba por estropearse más rápido. Aquí es donde entra al rescate el Thermal Throttling.
Ese aumento de la temperatura de los componentes de la máquina, principalmente del procesador o la tarjeta gráfica, lleva generando quebraderos de cabeza desde los primeros ordenadores. Aunque algunos lo utilicen para «cocinar» con el procesador.
Este problema, puede surgir por varios motivos: porque hay un fallo en el dispositivo, porque su diseño no es el adecuado o porque nosotros no lo estamos manteniendo como deberíamos. Por ejemplo, sería conveniente revisar con frecuencia el estado de los ventiladores que disipan el calor del procesador y la tarjeta gráfica y limpiar el polvo que se acumula en ellos si podemos.
Sobre todo es importante usar el dispositivo en un sitio donde pueda ventilar bien, que no esté cerca de otros aparatos que también desprenden calor. Incluso algunos usuarios cambian la pasta térmica por otra de mejor calidad para mejorar la temperatura interior.
Thermal Throttling, menos rendimiento para controlar el calor
Cuánto más trabajo le mandamos al ordenador o más velocidad le exigimos, más temperatura puede alcanzar. En el caso de los ordenadores de mesa, la solución principal que se dio hace años fueron los sistemas de refrigeración, por aire o por líquido con los que expulsar el calor fuera de la máquina y mantener a una temperatura adecuada el interior del aparato.
Sin embargo, esta solución no es factible para todos los dispositivos. En los más compactos como los móviles, tablets o los ordenadores ultrafinos que podemos llevarnos de viaje, el espacio es tan pequeño que los componentes están muy juntos concentrando aún más el calor y sin poder contar con sistemas de refrigeración grandes. Otro elemento que suele sufrir problemas de rendimiento por el calor son los SSD NVMe que no cuentan con un disipador del calor.
Para estos casos, la solución que se ha ido desarrollando en los últimos años es la limitación de los procesadores. Los fabricantes de chips han implementado el proceso por el cual las CPU están programadas para reducir deliberadamente su velocidad de reloj cuando alcancen una temperatura peligrosa que se conoce como TJMax o Thermal Junction Maximum.
Se sacrifica parte del rendimiento del dispositivo, su velocidad de trabajo, lo cual puede molestar a los usuarios, pero es una medida necesaria si se consigue mantener a raya esa temperatura. Lo más probable es que los ordenadores no acaben ardiendo ni exploten, pero esa temperatura de más con el paso del tiempo acaba dañando los componentes y reduciendo la vida útil del dispositivo que al final nos sale caro.
Los fabricantes de procesadores han optado por diferentes formas de aplicar el Thermal Throttling. Algunos reducen de forma gradual la velocidad de reloj del chip a medida que crece la temperatura de este y otros prefieren dejar que el sistema trabaje con el máximo rendimiento hasta alcanzar esa temperatura máxima, esos 100 grados centígrados, por ejemplo y entonces recortar el rendimiento.
Anular este sistema de seguridad para contar con el máximo rendimiento en un ordenador no es posible y tampoco sería recomendable, pero sí hay técnicas y trucos, como los que hemos mencionado antes, que podemos utilizar para evitar que la máquina se caliente al trabajar y tenga que sacrificar parte del rendimiento.
Otro truco que algunos usuarios utilizan es el undervolting, un sistema para reducir el voltaje del componente afectado. es común hacerlo en ordenadores portátiles, pero también se puede utilizar esta técnica en Android, aunque siempre debería ser parte de una serie más amplia de modificaciones para reducir el consumo energético de la máquina.
Si quieres comprobar si tu ordenador está aplicando este «estrangulamiento» por problemas de calor, una forma de detectarlo es con programas como Afterburner o HWiNFO. Sus gráficas nos indican la temperatura y la frecuencia de la GPU para ver cuando sube una y baja la otra.
Los dispositivos están cada vez más preparados para luchar contra el aumento de temperatura, salen al mercado con mejores diseños y tecnologías que controlan este problema sin que por ello los consumidores notemos una experiencia de uso peor. Aún así es importante conocer esta posibilidad para detectarla y pedir ayuda técnica si vemos que el rendimiento empeora de forma drástica.