Dormir la siesta es un pequeño placer para muchas personas, pero ¿es verdad todo lo que se dice sobre ella?
Aunque muchas personas duermen la siesta casi a diario, lo cierto es que apenas hay dos siestas iguales. Según cada uno se escoge de un tipo u otro: nada más acabar de comer, un rato después, en el sofá o la cama, con la ropa o el pijama, solo o en compañía… Seguro que tú también tienes tu favorita.
Sin embargo, es cierto que en todo lo que rodea a la siesta hay mucho mito. Y no vamos a hablar sobre los que se dan en referencia a las personas o sociedades que la practican, sino sobre el mismo acto de dormirla, cuándo echarla y los beneficios o problemas que conlleva.
Imaginamos que, como con toda rutina, será complicado que cambies tu siesta tras leer este texto, pero si eres aficionado a las siestas, te recomendamos que sigas leyendo.
Estos son los 5 mitos que no debes tomar en cuenta antes de echar la siesta.
- Hay que dejar que se haga la digestión. Esto debes hacerlo si eres de las personas a las que les sienta mal dormir al poco de comer; en caso contrario, puedes dormir en ese momento, que es cuando la energía se centra en asimilar los alimentos.
- Cuanto más, mejor. Incorrecto, es una siesta larga tu cerebro entrará en sueño profundo y te despertarás peor, según MSN. Lo mejor es que no supere la media hora.
- Hay un lugar perfecto. Bueno, en realidad sí lo hay: donde te sientas cómodo. Cama, sofá o cualquier otro sitio da lo mismo.
- No dormirás por la noche. Si te has echado una siesta breve, como te hemos recomendado, no te quitará el sueño de la noche, solo servirá para reiniciar un poco el cuerpo.
- Es mejor un café. Aunque puedes echarte la siesta y tomar un café, no son excluyentes, si lo que necesitas es activarte, no hay nada como dejar que el cuerpo descargue el cansancio en una siesta.
La siesta es un hábito saludable que a muchas personas les sirve para relajarse y volver a comenzar el día después de la comida. Si eres de los que la practica, sigue haciéndolo sin problema.