La informática está a punto de dejar atrás una de las leyes inamovibles que se centraba en el número de transistores por microchip para enfocarse en una nueva ley tiene como base el rendimiento por vatio de cada procesador.
En la década de los 60 la informática fue testigo del nacimiento de una de las máximas más importantes de toda su existencia: La Ley Moore. Ahora, más de 50 años después, estamos a punto de verla morir.
El motivo no es otro que el paso del tiempo, o lo que es lo mismo, de la actualización en base al tiempo que vivimos. Por ello hoy hablamos de la Ley Koomey, una ley que surgió en 2010 y que se ajusta mucho más a los estándares actuales.
Para quien no lo sepa, la Ley Moore fue desarrollada por Gordon Moore, cofundador y presidente emérito de Intel, la cual dice que el número de transistores de los chips se duplica cada dos años. Y esto, durante décadas, se ha cumplido, y no sólo en el campo de la informática.
Como ejemplo, cuando se proclamó la Ley Moore sólo cabían 2.250 transistores en un espacio de 12 mm cuadrados, mientras que hoy en día caben más de cien millones de transistores en un sólo milímetro cuadrado.
Ahora, en plena década de los 20, la Ley de Moore empieza a quedarse atrás, con unos procesos de fabricación que ya están en los 5 y 7 nm y con hojas de ruta que llegan hasta los 2 nm y más allá. Pero, ¿qué pasará después?
Para responder a esta necesidad surgió la Ley de Koomey, la cual deja de lado los transistores por chip y se centra en algo mucho más actual, la el rendimiento por vatio. O más concretamente el número de cálculos que hace el chip por julio de energía disipada.
A lo largo de la historia la eficiencia energética en la informática no ha sido algo a tener en cuenta, y muestra de ello es que de 1.945 a 2.000, este número se duplicaba cada 18 meses (aumentando 100 veces por década).
Pero desde el año 2000 el número ha disminuido y se ha duplicado cada 2,6 años (16 veces por década). Y esto se explica desde el punto de vista de la consciencia medioambiental que ha tomado el sector, o así lo cree Rob Aitken, miembro y director de tecnología de ARM.
Aitken cree que el enfoque del futuro pasa por el ahorro energético, la reducción del consumo eléctrico y la conservación del planeta, siendo esta Ley Koomey mucho más relevante para el consumidor actual debido a que la conectividad no puede producirse a expensas del medio ambiente.
Para el director de tecnología de ARM la vida digital tiende a abarcar múltiples dispositivos (smartphone, tableta, portátil, etc.) y la duración de la batería y el rendimiento por vatio son más importantes que el rendimiento bruto por sí mismo.
La Ley de Moore no está muerta (¿o sí?), ni mucho menos, ya que los planes de TSMC o Samsung Foundry, por ejemplo, pasan por empezar a producir chips a 4 nm a lo largo de este año y reducirlos a 2 nm en los siguientes años, pero el chicle no parece poder estirarse mucho más tiempo.