Una de las paradojas de los coches, es que pueden correr a mucha más velocidad de la permitida. ¿Qué sentido tiene que los velocímetros marquen velocidades de más de 200 Km/h? Hay varias razones, y algunas son bastante lógicas…
Un coche es una inversión muy importante, y hay mucha competencia, así que muchas decisiones de diseño se basan en el marketing. Una de ellas tiene que ver con la potencia de los motores y los velocímetros. ¿Por qué llegan a marcar velocidades de 240 Km/h, si el coche nunca las va a alcanzar?
En España la velocidad máxima permitida para un vehículo es 120 Km/h en autovías y autopistas. Algo menos para autocares y camiones. Pero todos los velocímetros superan con creces esa velocidad.
Actualmente los que más se están instalando son los velocímetros que alcanzan los 240 Km/h, pero los hay con diferentes valores. Tal como nos cuenta Kamila Barca en Business Insider, le han preguntado las razones a Kurt Tesnow, que supervisa los grupos de instrumentos y velocímetro de General Motors, y la verdad es que son bastante lógicas.
La primera de ellas es la más obvia: el marketing. A los conductores les gusta saber que su coche tiene un motor potente que puede correr a más de 200 Km/h, aunque nunca lleguen a alcanzar esa velocidad. Porque aunque el motor pueda, posiblemente la aerodinámica del vehículo no lo va a permitir.
Otra razón, más práctica, es para abaratar costes. Se usan los mismos velocímetros para todos los coches de una gama o una marca, independientemente de su potencia.
Esto también resulta muy útil para vender un mismo vehículo en mercados internacionales, porque cada país tiene sus propios límites de velocidad, incluso dentro de la Unión Europea.
Una tercera razón es psicológica. Los velocímetros intentan que la velocidad máxima permitida quede justo en el centro. Por ejemplo en los de 240 Km/h, la velocidad máxima de 120 Km/h está justo en la parte más alta de la semicircunferencia, como se puede ver en la foto de apertura.
Cuando se alcanza la velocidad máxima permitida, la aguja de la velocidad se coloca en vertical. Psicológicamente asumimos que ese es el tope, y si la agua se inclina a la derecha nuestro cerebro sabe que estamos sobrepasando la velocidad incluso aunque no lo pensemos conscientemente, y nos da una alerta. Por eso muchos velocímetros, pese a ser digitales, mantienen la aguja.
Reconozcámoslo: nunca la vamos a alcanzar, pero saber que nuestro coche puede volar a 220 o 240 Km/h es algo que nos gusta…