Un equipo de investigadores voluntarios está trabajando para producir una insulina genérica y de bajo coste que pueda salvar la vida a millones de diabéticos de todo el mundo.
Millones de personas en todo el mundo viven con la diabetes, una afección que es una de las principales causas principales de muerte y que está en rápido aumento con millones de personas diagnosticadas cada año.
Gracias a la insulina, se pueden salvar a millones de personas todos los años, que dependen de ella para sobrevivir, pero lamentablemente el precio de la insulina ha aumentado casi un 1200 % en los últimos 25 años, lo que ha provocado que millones de personas tengan que hacer malabares económicos para poder acceder a la misma.
Es por ello que la Open Insulin Foundation, una organización dedicada a proporcionar un modelo asequible de código abierto de la producción de insulina, está trabajando para que la insulina sea accesible para cualquier bolsillo, tanto en países desarrollados como en subdesarrollados, informan desde interestingengineering.
Dicha fundación acusa a los fabricantes de realizar deliberadamente cambios en las fórmulas de insulina existentes y patentarlas, en lugar de crear versiones más genéricas y más baratas de las existentes que puedan salvar vidas a millones de personas.
Las tres empresas que cuentan con un monopolio sobre el suministro mundial de insulina son Novo Nordisk, Eli Lilly y Sanofi y que cuentan con un historial de aumento de precios en conjunto a largo de los últimos años.
Así que la Open insulin Foundation, que está formado por un grupo de científicos voluntarios en un área donde se quiere aplicar ingeniería inversa a la insulina en el laboratorio, pretenden establecer una plataforma sin patente para distribuir una insulina mucho más barata. No obstante, consideran que pueden reducir el precio de la insulina alrededor de un 98 % por vial.
Los biohackers tienen como objetivo desarrollar equipos fáciles de administrar, fáciles de reparar y asequibles para sostener la producción de insulina local y construida por la comunidad.
Y es que encontrar una forma sostenible de que los laboratorios locales puedan producir a costes asequibles la insulina, podría acabar cambiando las reglas del juego para los diabéticos de todo el mundo. El producto final es un fármaco biológico en lugar de sintetizado, pero superar el proceso de aprobación para la creación de productos biológicos puede ser bastante complicado y caro.
Igualmente el grupo está centrado en crear un plan para que las pequeñas empresas fabriquen insulina genérica que se produzca en pequeñas clínicas y hospitales, según las necesidades. Veremos hacia donde llegan.