Aunque sea por casualidad, parece que no todo lo que le hacemos al planeta Tierra es malo… Una barrera creada por los humanos nos está protegiendo de la radiación solar.
Solo hacen falta un par de clases de ciencias (o simplemente, mirar al cielo), para darse cuenta de que vivimos en un lugar único y maravilloso. Somos el único planeta con vida en el Sistema Solar, y por lo que sabemos, quizá también en nuestra galaxia, o en el propio universo. ¿Por qué la Tierra es el único planeta que alberga vida?
Una de las razones es que, por una serie de características únicas, existen barreras que nos protegen de la radiación y las temperaturas extremas del espacio. Desde la atmósfera a la magnetosfera, y más concretamente, los Cinturones de Van Allen.
Se llaman así a dos zonas de la magnetosfera terrestre donde se concentran grandes cantidades de partículas cargadas de alta energía, originadas por el viento solar capturado por el campo magnético terrestre. Estos cinturones nos protegen de la radiación. Y ahora sabemos que una nueva barrera creada por los seres humanos está empujando a los cinturones de Van Allen, alejándonos de la Tierra. Esto consigue que la radiación se aleje aún más de nosotros. La NASA lo explica en este vídeo:
En morado se pueden ver los cinturones de Van Allen, y en azul, la nueva barrera creada por los humanos, que los empuja hacia el espacio.
¿Qué es lo que ha pasado? Todo comenzó en 2012, cuando la NASA envió dos sondas que giran alrededor de la Tierra, para estudiar los mencionados cinturones.
En 2017 estas sondas detectaron una nueva barrera de ondas de muy baja frecuencia que bloqueaba cierto tipo de radiación. ¿De dónde procede?
Las ondas de frecuencia muy baja se mueven en el rango de los 3 y los 30 kHz. Su ancho de banda es tan bajo que no pueden transportar voz, pero si pueden atravesar materiales como el agua salada o las montañas, por eso se usan en comunicaciones militares para transmitir órdenes a los submarinos, en servicios metereológicos, navegación marítima, mensajes codificados, etc.
En los últimos años el uso de estas ondas de frecuencia muy baja se ha incrementado hasta el punto de llegar hasta el espacio y crear una barrera alrededor de la Tierra.
Un estudio llevado a cabo por la NASA y el MIT, ha descubierto que esta barrera de muy baja frecuencia está empujando hacia atrás a los cinturores de Van Allen, alejándolos ligeramente de la Tierra, y por tanto, repeliendo la radiación desde mucho más lejos.
Aunque ha sido algo no intencionado, afortunadamente y por una vez, la acción humana no ha tenido consecuencias negativas para nuestro planeta. A eso se le llama buena suerte…