Seguramente has participado en más videollamadas durante el último año que en el resto de tu vida, y eso puede tener sus consecuencias.
Hace un año que empezó la crisis del coronavirus en nuestro país y desde entonces en muchas empresas no se ha vuelto a la normalidad. El teletrabajo se ha impuesto en diversos sectores y con él algunos cambios que han sido tan beneficiosos como molestos. Las videollamadas son un ejemplo, tan útiles como agotadoras por su número.
Aunque son una solución idónea para un buen número de situaciones y evitan las reuniones presenciales que pueden ser foco de contagios, lo cierto es que también adolecen de malos hábitos y en ocasiones resultan agotadoras por diversos motivos.
Se debe entender que una videollamada no siempre es necesaria, existen ocasiones en las que un correo electrónico o una breve llamada de teléfono es suficiente, pero más allá de las que videollamadas que se podrían evitar, hay otros problemas asociados que causan estrés o cansancio.
En Mapfre Salud han recopilado algunos de los problemas con las videollamadas que afectan a la comunicación y pueden derivar en agotamiento, malestar, estrés y otras consecuencias.
- Falta de sutilezas y comunicación limitada al aspecto oral en demasiadas ocasiones.
- Problemas con la imagen y el sonido que provocan una excesiva atención y/o agotamiento.
- Monotonía ante la misma imagen de fondo y la falta de otros estímulos.
- Silencios incómodos.
- Malestar si se siente que el interlocutor no presta la suficiente atención.
- Estar realizando otras actividades a la vez.
- Estrés al hablar en videollamadas de grupo.
Seguro que en alguna ocasión has sentido estos problemas. Las soluciones pasan por intentar dominar las competencias digitales, desactivar la cámara si existe la opción o tratar de que sean lo más concretas y breves posible, pero existe un aspecto clave: intentar no hacer videollamadas inútiles que puedan sustituirse por otras vías de comunicación.