El Niño, el cambio climático, y la mala de gestión del agua son todos culpables, según informan los científicos.
El geógrafo británico Jim Allen escribió en 1998, después de toparse con esa enorme masa de agua en Los Andes bolivianos, a casi 3.700 metros de altura, que había encontrado la Atlántida.
El segundo lago más grande de Bolivia, Poopó, está casi seco, amenazando al sustento de comunidades de pescadores y a punto de ocasionar un desastre ecológico para unos cientos de especie. El gobierno boliviano culpa al tiempo seco estimulado por El fenómeno del Niño y un clima que cambia, pero esto no es la historia entera.
Situado en una depresión poco profunda en lo alto de las montañas del Altiplano en el suroeste de Bolivia, el lago se ha reducido a sólo dos por ciento de su tamaño anterior, que fue de aproximadamente 380 millas cuadradas (1.000 kilómetros cuadrados).
El mal uso del suministro de agua y un fracaso por parte del gobierno boliviano para actuar en los planes de manejo existentes, son en parte responsables de la sequedad rápida del lago en los últimos años, dice Lisa Borre, investigadora del Instituto Cary para Estudios de Ecosistema en Nueva York, que estudia los ecosistemas lacustres.
«El lago era muy superficial, a pocos pies de profundidad, y se encuentra en un clima árido, por lo que su nivel varía mucho con el tiempo,» Borre dice, añadiendo que Poopó se ha reducido significativamente el número de veces en el pasado «pero nunca ha sido tan malo». A este respecto, el gobierno boliviano aún no ha respondido a una solicitud de preguntas por parte de la población.
El Lago Poopó consigue la mayor parte de su agua del Río Desaguadero, que fluye del Lago Titicaca (el lago más grande de Bolivia). Martín Colque, alcalde del pequeño poblado de Toledo dice que “el lago no se ha secado de la noche a la mañana”, además indica que “ahora la gente está vendiendo sus ovejas, que era su único capital, y se han marchado a las ciudades. Por la sequía no hay pasto para alimentar al ganado».
Sin embargo, Borre dice que el Titicaca tiene un montón de agua en ella, por lo que no es el problema. Los funcionarios no están abriendo las puertas de control de la frecuencia suficiente para enviar el agua por el río. Parte del agua se está desviando para la agricultura y la minería. E incluso cuando se dispone de agua, el río es a menudo obstruido con sedimentación, debido a la explotación minera en la zona.
Poopó es alta, a 12.000 pies (3.680 metros), y la zona se ha calentado un estimado de un grado Celsius durante el siglo pasado, lo que lleva a un aumento en la tasa de evaporación del lago. Y la falta de lluvias en el último año ha acelerado el proceso aún más. Pero estos factores no deberían de sorprender, dice Borre, eran cambios previsibles que los científicos ya habían anticipado.
Por muchos milenios, El Niño ha castigado a esta región árida del altiplano con innumerables sequías, lo que ha desencadenado descensos del Poopó como lo que ocurrió anteriormente en los años 40 y a mediados de los 90.
Antiguamente, durante sus mejores momentos, existían 30 cooperativas de pescadores que aglomeraban a unos 900 socios. Hoy en día no ha ningún pescador, pues ya migraron o se han visto en la necesidad de cambiar de empleo.
«Esta es la clase de cambio de sistemas hidrológicos de los cuales nosotros veremos más con un clima cálido» dice Postel. «Vamos a tener que planificar en caso haya más evaporación, si eso es un lago o de un depósito de agua potable”. Poopó puede no estar solo. «Un montón de otros lagos de todo el mundo están igualmente amenazados por los programas o la mala gestión de desarrollo más importantes», dice Borre.
Es un hecho que habrá un incremento de temperaturas en los Andes, lo que también está provocando el retroceso de glaciares bolivianos, como lo afirma el glaciólogo Dirk Hoffmann, quien cree que recuperar el lago, al parecer, no va a ser posible. “Es una fotografía del futuro del cambio climático», lamentó.
Los meteorólogos anticipan que el fenómeno “El Niño”, será más severo este año. Los lugareños denuncian que ellos habían alertado, mucho tiempo antes, del retroceso del lago, sin embargo, no fueron escuchados por las autoridades.
Un dirigente expresó que “las aguas estaban bajas y se recalentaron cuando llegaron fuertes vientos que revolvieron las aguas. Tanto sedimento ingresó por años que el hueco del centro del lago está colmatado”. Según indican las organizaciones de agricultores y ganaderos, por esto, no ha habido juicios ni tampoco sanciones a operadoras mineras.