El mayor riesgo de exposición a los microplásticos está en el hogar, ya que es el lugar en el que las personas pasan más tiempo. Científicos australianos explican cómo reducir este peligro.
En los últimos años se han encontrado microplásticos en la cima del Everest, en placentas humanas, en el 90% de la sal de mesa que consumimos o dentro del estómago de pájaros, crustáceos, peces y muchos otros animales. También en corales, lugares tan dispares como los Alpes italianos o la Fosa de las Marianas, biberones de bebés o islas remotas del Ártico.
Es más, un estudio de la Universidad de Newcastle encargado por WWF muestra que cada persona ingiere 2.000 partículas de plástico a la semana, lo que equivale a tragarse el peso de 52 tarjetas de crédito al año. Aunque todavía no se conocen con exactitud sus efectos en el organismo, la comunidad científica pone la lupa y alerta sobre una crisis mundial de salud en torno a esta nueva invasión.
Las personas pasan hasta el 90% de su tiempo en interiores, por lo que el mayor riesgo de exposición a los microplásticos está en los hogares. Así lo alerta un nuevo estudio de la Universidad Macquarie (Australia) publicado en la revista ScienceDirect y analizado por el Foro Económico Mundial en su web.
Mientras que las investigaciones sobre este tipo de plástico se suelen centrar en el exterior y comprobar la presencia de partículas en la naturaleza, esta analiza a qué cantidad de microplásticos se expone el ser humano en interiores. Para ello, el equipo de científicos analizó el polvo depositado del aire interior en 32 hogares en Sídney durante un período de un mes en 2019.
Una de las principales conclusiones que arroja el estudio es que las fibras de base petroquímica comprenden el 39% de las partículas depositadas de polvo interior.
Los pisos alfombrados se asociaron con cantidades de polvo bastante más significativas que los pisos duros. Los niños más pequeños son los más afectados, ya que mostraron una tasa más alta de ingestión e inhalación de estas partículas, de menos de 5 milímetros de diámetro.
Microplásticos: de la ropa, los muebles y los envases a tus órganos
Los microplásticos provienen de la ropa, los muebles, las botellas o los envases de alimentos y bebidas. El estudio australiano recuerda que vivimos en un mar de plástico, que llega al interior de los hogares en el polvo que se deposita sobre las superficies.
Los investigadores hallaron que se depositaron entre 22 y 6.169 microfibras como polvo por metro cuadrado cada día. El 39% de las partículas del polvo eran microplásticos, mientras que el 42% se trató de fibras naturales como algodón, cabello y lana. El 18% se transformaron en fibras de base natural como viscosa y celofán y el 1% restante fueron películas y fragmentos de diversos materiales.
Los microplásticos pueden transportar una variedad de contaminantes, como metales traza y algunos productos químicos orgánicos potencialmente dañinos. Pueden resultar cancerígenos y también ser mutagénicos, lo que significa que dañan el ADN.
Una de las peores noticias es que los niños menores de seis años inhalan hasta tres veces más microplásticos que el promedio: 18.000 fibras, o 0,3 miligramos por kilogramo de peso corporal al año. También ingerirían una media de 6,1 miligramos de microplásticos en polvo por kilo de peso corporal cada año.
Las razones es que los niños tienen una frecuencia respiratoria más alta, menor peso corporal relativo y un tamaño más pequeño. También tienen más contacto con el suelo y se llevan más las manos a la boca que los adultos.
3 formas efectivas de minimizar la exposición a los microplásticos en casa
Los responsables de la investigación recomiendan en primer lugar cuidar los materiales del piso. Las superficies duras como la madera pulida son más seguras que las moquetas, alfombras y materiales de este estilo, ya que retienen mayor cantidad de microplásticos.
Las casas con alfombras como revestimiento del piso principal tenían casi el doble de fibras de base petroquímica como polietileno, poliamida y poliacrílico que las casas sin pisos alfombrados.
Por el contrario, las fibras de polivinilo (fibras sintéticas hechas de cloruro de vinilo) fueron dos veces más frecuentes en los hogares sin alfombra. La razón que lo explica es que el revestimiento aplicado a los pisos duros se degrada con el tiempo y produce fibras de polivinilo en el polvo doméstico.
El segundo punto es la frecuencia con la que limpias tu casa, un punto que puede marcar la diferencia. Se recomienda aspirar al menos una vez a la semana, así como ventilar con frecuencia. Pasar el aspirador se relacionó en su investigación con menor presencia de microplásticos en el polvo.
Por último, los científicos australianos también aconsejan dar prioridad a las fibras naturales en la ropa, muebles y artículos para el hogar, en lugar de materiales sintéticos de los que se desprenden más partículas.
El siguiente paso en esta investigación será determinar cuál es el nivel de exposición seguro a este material, cómo afecta la ingestión e inhalación de microplásticos a la salud y las consecuencias tanto para niños como para adultos.
Este artículo fue publicado en Business Insider España por Andrea Núñez-Torrón Stock.