Google ha sufrido una demanda antimonopolio insólita en Estados Unidos que puede tener grandes repercusiones a nivel mundial.
Se están librando varias luchas contra las estrategias monopolistas que tienen algunas empresas tecnológicas. En la Unión Europea se debate cómo poner límite a su control de la red y el modo en que afecta a la competencia, pero en Estados Unidos también se vive durante los últimos meses un aumento de la presión sobre estas compañías.
Hace una semanas vimos que llamaron a los CEO de algunas multinacionales para que testificasen en el Congreso de EE.UU. y explicasen cuáles son sus estrategias, pero no se propusieron medidas concretas, como mucho se debatieron alternativas como el dividirlas en pequeñas empresas más fáciles de controlar. En cambio, en la Unión Europea de momento se han tomado medidas más prácticas, como que los usuarios puedan elegir el buscador predeterminado en su móvil Android.
Pero la última noticia en lo que respecta a Google resulta especialmente importante: el Departamento de Justicia de Estados Unidos ha interpuesto una denuncia contra Google por tener un monopolio ilegal del tráfico de búsquedas.
Esta denuncia tiene 57 páginas de extensión y detalla los acuerdos comerciales que tiene Google y sus estrategias para librarse de la competencia. Entre toda la información destacan sus contratos con otras grandes empresas para que den prioridad o sitúen por defecto el buscador.
Desde Google se ha afirmado que su hegemonía se ha logrado gracias a que los usuarios han tomado la decisión de utilizar el buscador, porque así lo desean con total libertad.
Today’s lawsuit by the Department of Justice is deeply flawed. People use Google because they choose to — not because they’re forced to or because they can’t find alternatives. We will have a full statement this morning.
— Google Public Policy (@googlepubpolicy) October 20, 2020
En Google además se ha contestado a la demanda con una afirmación muy directa: en caso de prosperar «apuntalaría artificialmente alternativas de búsqueda de menor calidad, elevaría los precios de los teléfonos y dificultaría que las personas obtengan los servicios de búsqueda que desean utilizar«, según recoge The Next Web.
Pero es un caso similar al que sufrió Microsoft cuando decidió integrar Internet Explorer en Windows y, aunque Google perdiese el juicio, esto no significaría que dejase de dominar el panorama mundial con su buscador.
Si este juicio prosperase y lo perdiese Google, tendría que ajustarse a un control más severo, donde tal vez los usuarios pudiesen elegir también fuera de la Unión Europea si Google es su navegador predeterminado en tantos dispositivos, o si haría falta una cuenta de Google para controlar los móviles.
Regular el control que tiene Google a día de hoy resulta muy complicado y la misma empresa puede ejercer una gran presión sobre los ámbitos políticos. Resulta complicado pensar que veamos grandes cambios de aquí a un futuro cercano, pero debemos tener en cuenta una cosa: si el Departamento de Justicia gana la demanda, los cambios nos afectarán directamente a los usuarios de todo el planeta.