Las ruedas son como nuestros pies: una parte del cuerpo que apenas se ve, pero es la única que toca el suelo. Por eso es necesario cuidarlas de manera especial ya que es el punto de unión entre nuestro coche y la carretera. Al hilo de esto, la Dirección General de Tráfico (DGT) nos recuerda, en un minuto, lo que no debemos dejar que pase a los neumáticos.
Circular con las ruedas desgastadas o en mal estado aumenta nuestra inseguridad al volante, puede generar problemas mecánicos y, además, aumenta el consumo de combustible. Recuerda que el mínimo legal es de 1,6 milímetros… aunque los expertos recomiendan que no baje de los tres o cuatro milímetros.
Para saber cuál es el grado de desgaste de nuestros neumáticos tenemos que fijarnos en el indicador: si el dibujo está a su altura, es hora de cambiar los ‘zapatos’ de tu vehículo. Por otro lado podemos hacer el truco del euro, que es más sencillo: si introducimos una moneda en la línea del centro de la goma y vemos el borde dorado… la vida útil de la rueda ha llegado a su fin. Y si cuentas con un medidor, simplemente tendrás que colocarlo en la ranura y comprobar lo que queda para llegar al mínimo.
Estos son los tipos de desgaste que te puedes encontrar en los neumáticos de tu coche:
- Bordes exteriores: se produce cuando circulamos con una presión inferior a la adecuada provocando un desgaste anormal de la superficie de apoyo.
- Un solo borde: se debe a la alineación incorrecta de la dirección que hace que las ruedas no giren en el sentido de avance del coche, lo hacen torcidas.
- Banda central: este es el caso contrario al primero que hemos visto. Se trata de una anomalía que es consecuencia de llevar los neumáticos demasiado inflados y que genera problemas de seguridad.
- Desgaste irregular: si las ruedas están mal equilibradas o los amortiguadores están en mal estado pueden aparecer deterioros no uniformes.
Al margen del desgate tienes que tener en cuenta que si tus neumáticos tienen más de cinco años de vida, tendrás que revisarlos anualmente. La razón es sencilla: así es cómo podrás detectar envejecimientos o roces, que también pueden ser peligrosos.
Asegura la adherencia de tus #neumáticos al firme en empuje, frenada y deslizamiento lateral, y la dirección del recorrido y que amortigúen imperfecciones del pavimento, revisando presión:
▶️Todos los meses
▶️En frío
▶️Ojo a fugas de aire#RevisaTuVehículo pic.twitter.com/PtA8K0eeGj— Dir. Gral. Tráfico (@DGTes) June 24, 2020
La presión de las ruedas
A esto tenemos que añadir que, una vez al mes y siempre en frío, tenemos que echar un vistazo al inflado de las gomas. De esta manera aseguras que su adherencia al firme en el empuje, la frenada y el deslizamiento lateral es la correcta. Y no sólo esto: gracias a este repaso podrás comprobar que la dirección del recorrido y la amortiguación no se resentirán ante las imperfecciones del pavimento.
¿Cómo hay que comprobar la presión de los neumáticos? Siguiendo estos pasos:
- Quita el tapón.
- Engancha la manguera del manómetro a la rueda.
- El manómetro te informará de la cantidad de aire que hay.
- Compárala con la presión recomendada que indica el fabricante.
- Añade o quita presión.
- Coloca el tapón de nuevo y a circular.
Este artículo fue publicado en Autobild por Elena Sanz Bartolomé.