Cuando Mini presentó a finales del año pasado el nuevo Cooper SE (2020), la marca germana dejó entrever un inminente salto hacia una electrificación total de su catálogo. El coche eléctrico está cada vez más cerca de romper la barrera que lo separa del grueso de los clientes –pese a que a día de hoy sigue sin superar el 4% de cuota de mercado en España, el cambio se acelerará de forma exponencial en los próximos años–, y la ciudad va a ser el mayor campo de batalla entre los fabricantes que lancen modelos eléctricos para el día a día.
El Mini Cooper SE (2020) es un paso adelante respecto a los modelos híbridos enchufables que la marca ya tenía en el mercado y que, desde el vertical de Motor de ComputerHoy.com, pudimos probar hace un par de años con el Countryman PHEV. El Cooper SE es un coche cien por cien eléctrico: se alimenta de una batería de 32,6 kWh que ofrece una autonomía de hasta 234 kilómetros (según el ciclo WLTP), una cifra más que suficiente para los recorridos del día a día de un urbanita.
Un Mini es un Mini, y como tal está destinado hacia un público que puede permitirse pagar desde 33.950 euros que cuesta el modelo de entrada (hay cuatro acabados diferentes: S, M, L y XL, se diferencian por el nivel de sus acabados) hasta los más de 40 mil que cuesta la versión más completa. El Cooper SE (2020) viene a librar una batalla totalmente diferente a la de sus competidores más asequibles, una batalla que además deja bien alto el listón del inconfundible diseño de los Mini.
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Un diseño que sienta las bases de futuras generaciones
Porque lo primero que llama la atención de este nuevo Mini Cooper eléctrico es precisamente su diseño. Al igual que las generaciones actuales saben reconocer perfectamente aquellos Minis que surgieron en la década de los años 60, en unas décadas probablemente todo el mundo recordará el diseño con el que el Cooper SE aterrizó en el mercado.
Es imposible no girarse por la calle cuando lo veas pasar: tiene una personalidad propia, un diseño que a distancia ya permite reconocer que se trata del coche eléctrico de Mini. Se agradece que la marca haya ido más allá del tradicional color azul en el que los fabricantes han encasillado a la movilidad eléctrica.
En cualquier caso, los más discretos se alegrarán de saber que pueden personalizar su Mini eléctrico con un diseño mucho menos llamativo a través de las diferentes combinaciones de colores que se ofrecen en los acabados S, M, L y XL, cuyos precios oscilan en cifras que parten desde los 33.950 hasta los 41.000 euros. En los colores más discretos, la única identificación del modelo eléctrico son las insignias de enchufes en color –aquí sí que sí– amarillo.
Tan Mini como siempre por dentro
Si echamos un vistazo al interior, veremos que la línea de diseño que ha seguido Mini en su Cooper eléctrico se ciñe a lo que la marca nos tenía acostumbrados en los últimos años: un navegador en formato circular, botones en forma de interruptores al más puro estilo de un avión de combate y una consola central con una palanca de cambios claramente electrificada.
El interior tiene también este toque diferencial respecto a los modelos eléctricos de ciudad de la competencia. Repleto de detalles en color amarillo, nuestra unidad incluía además extras como por ejemplo el MINI Excitement Pack, que dota de colorida vida a la franja que rodea la pantalla del navegador, mostrando diferentes tonos en función de –por ejemplo– la regulación de la temperatura.
Además del control táctil a través del navegador, Mini incorpora en la consola central una ruleta que permite navegar por la interfaz sin necesidad de estirar el brazo hasta la pantalla. Es una forma más, junto con los botones del volante, de entrar en los diferentes menús del vehículo.
Por otra parte, la marca no ha solucionado todavía el problema del espacio de carga demasiado pequeño en el soporte de carga inalámbrica del móvil: a día de hoy, sigue sin ser posible utilizar la base de carga que Mini incorpora en este coche (está ubicada debajo del reposabrazos) para cargar por ejemplo un Google Pixel 4 XL, el cual por sus dimensiones –es un móvil estándar de 6,3 pulgadas– no cabe en el soporte. En ese caso, no queda otra que utilizar alguno de los x2 puertos USB que hay debajo del navegador.
El navegador: 6,5 pulgadas con opción de 8,8″
Empecemos en detalle por el navegador. El navegador está disponible en dos tamaños diferentes (de serie 6,5 pulgadas, opcional 8,8 pulgadas), tratándose de una pantalla táctil con la interfaz de Mini que divide sus apartados en menús tales como el de navegación, Mi Mini o reproducción de música, entre otros. Viene preparado para Apple CarPlay, aunque no sabemos si se libra del pago por suscripción que antes tenía la marca.
Es una interfaz fácil de utilizar que, en lo relativo a movilidad eléctrica, dispone de apartados específicos tales como los ajustes de potencia de carga (incluyendo hora de inicio/fin y opción de activar el climatizador), consejos eDrive para analizar la técnica de conducción o la información del ordenador de viaje.
Llama la atención comprobar que, a través de Mini Connected, Mini incluye en este coche compatibilidad con Amazon Alexa, así como también trae aplicaciones de tiempo, noticias o Wiki Local. Todas estas funcionalidades se alimentan de la conexión de datos incluida en los paquetes Connected.
Un cuadro de instrumentos digital con varios peros
La siguiente pista (de muchas) que nos revela que estamos ante un coche totalmente eléctrico la encontramos en el cuadro de instrumentos, el cual –dentro del nuevo diseño Black Panel de la marca– nos muestra a través de su pantalla de 5,5 pulgadas el consumo de energía (a la izquierda), la autonomía restante (a la derecha) y otros datos relevantes durante la conducción.
Lo que se ve en este cuadro no es personalizable más allá de la información de consumo, autonomía restante o nivel de carga de la batería que se muestra en una esquina. No hay diferentes modos de vista como en otros coches del grupo, en resumen: lo que ves es lo que hay.
Durante la carga de la batería, eso sí, la interfaz cambia totalmente y pasa a mostrar todo lo relativo a la carga propiamente dicha: capacidad de la batería en cada momento (con un código de colores en función del nivel), autonomía que se obtendría con ese nivel de carga y hora de finalización estimada. Más adelante hablaremos de este aspecto más eléctrico del Cooper SE.
Cabe decir que este cuadro de instrumentos tiene una pequeña pega: está anclado al volante de tal forma que sube y baja con él, de manera que concretamente la autonomía restante (que se muestra en la esquina superior derecha del panel central) hay posiciones en las que nosotros no éramos capaz de verla sin forzar ligeramente la postura de la cabeza.
Head-Up Display a partir del acabado ‘L’
Tal y como alguno ya habrá descubierto mirando las fotografías, nuestra unidad traía un Head-Up Display, el panel translúcido detrás del volante que muestra información relativa a la velocidad, los límites de cada tramo o la selección de música, entre otros.
El hecho de poder navegar por esta mini-pantalla facilita mucho el cambio de una emisora de radio a otra durante la conducción, por ejemplo, así como también resulta útil cuando recibes una llamada y quieres saber sin apartar la vista de la carretera quién se está poniendo en contacto contigo.
Esta característica del Head-Up Display está disponible en los acabados L y XL del Cooper SE (2020), mientras que las versiones S y M vienen sin dicha característica. Podéis consultar las diferencias entre cada modelo desde esta web oficial del fabricante.
El coche eléctrico de ciudad
Entremos ya en la parte relacionada con la motorización. El Mini Cooper SE eléctrico incorpora una batería de 32,6 kWh que certifica hasta 234 kilómetros de autonomía en ciclo mixto y hasta 270 km en ciudad bajo la homologación del ciclo WLTP. El motor entrega 184 CV de potencia con un par máximo de 270 Nm, ofreciendo una velocidad máxima de 150 km/h y una aceleración de 0 a 100 km/h en 7,3 segundos.
Mini asegura que el consumo oficial de este coche ronda los 14,8 kWh/100 km (en base al ciclo NEDC), pero lo cierto es que en nuestra prueba hemos comprobado que con un uso mixto se sitúa normalmente por encima de los 15 kWh (salvo que no salgas de la ciudad, en cuyo caso sí podrás moverte entre los 12 y los 14 kWh).
Por ello, la autonomía real que nosotros hemos visto viene a ser de entre 170 y 200 kilómetros para un uso mixto (70/30% ciudad-carretera) y fácilmente más de 200 kilómetros si solo se conduce por la ciudad. Está claro que no es un coche pensado para irte a la Sierra el fin de semana; más bien, es para que puedas moverte como una pluma entre el tráfico de lunes a viernes, sin limitaciones de aparcamiento y sin restricciones para entrar en el centro de la ciudad.
La carga de la batería se realiza a través de un conector compatible con dos tipos de cargadores: Tipo 2 (Mennekes) y CCS Combo, siendo este último el que ofrece carga rápida de hasta 50 kW. De esta forma, los tiempos de carga en cada situación vendrían a ser:
Carga lenta en casa (hasta 3 kW, cable incluido con el coche) | Carga con Wallbox (hasta 11 kW) | Carga rápida fuera de casa (hasta 50 kW) | |
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Mini Cooper SE (32,6 kWh) | Más de 10 horas | Algo más de 3 horas | Menos de 1 hora |
Si te conformas con cargar al 80%, Mini presume de unos tiempos de carga nada despreciables que se sitúan en los 32 minutos para alcanzar el 80% en un cargador rápido o dos horas y media para hacer lo propio en un Wallbox estándar. Tanto si cargas en casa durante la noche como si lo haces en la calle de forma esporádica, lo cierto es que nos movemos en unos tiempos bastante razonables para las prestaciones que ofrece este vehículo.
Hay cuatro modos de conducción diferentes: Sport, Mid, Green y Green+, siendo los dos últimos los que mayor nivel de retención (y regeneración de energía) ofrecen, hasta el punto de que gran parte de la conducción por ciudad puede realizarse sin necesidad de tocar siquiera el pedal del freno.
El Mini Cooper en su versión eléctrica es un coche muy divertido de conducir, siendo el equivalente a su homónimo con motor de gasolina de casi 200 CV de potencia. La diferencia es que aquí no se pierde tiempo con cambios de marcha: toda la conducción es suave desde que arrancas hasta que alcanzas la velocidad de crucero, lo cual en trayectos urbanos es una auténtica maravilla.
Personalmente he echado en falta un modo de conducción algo menos deportivo para el día a día, ya que tanto la suspensión como la dirección ofrecen una respuesta dura que en un día cotidiano de atascos en la ciudad puede acabar siendo algo incómoda.
El motor, por cierto, está situado en la parte delantera, tratándose así de un coche con tracción delantera. La batería, por su parte, está distribuida a lo largo del suelo del habitáculo, de forma que no resta espacio a la capacidad de almacenamiento del maletero.
En cuanto a la capacidad de este maletero, hablamos de 211 litros que, bien aprovechados, te permiten aglutinar sin problemas una compra semanal ocupando cada centímetro del espacio disponible. Más allá de eso, difícilmente servirían para meter varias maletas para un viaje largo –incluso aunque hubiera un punto de carga por cada gasolinera como para poder plantearte hacer un viaje por carretera.
En unos años ya no hablaremos del «Mini eléctrico»: será simplemente «el Mini»
Hay que ir haciéndose a la idea de que los coches eléctricos han venido para quedarse. A día de hoy todavía nos referimos a ellos como «coches eléctricos», pero tarde o temprano –normas cada vez más estrictas en Europa, mayores incentivos a la compra, la presión de la competencia…– llegará un momento en que nos referiremos a ellos simplemente como «coches», al igual que en todas estas décadas no hemos hablado de «coches con motor de combustión» cada vez que queríamos hacer referencia a un vehículo con motor diésel o gasolina.
Por ello, coches como el Mini Cooper SE son necesarios pese a que claramente estén orientados hacia un público muy concreto: aquel que puede permitirse semejante adquisición. Ha de haber alternativas para todo el mundo, incluyendo aquellos que quieran un Mini sin por ello verse obligados a atarse a un vehículo que cada año que pase se enfrentará a más restricciones de circulación, menos ventajas fiscales y mayor gasto en reparaciones.
Los 32,6 kWh que dan vida a la batería de este coche representan una capacidad que te garantiza el poder moverte de sobra por la ciudad durante toda la semana, independientemente de si vas a cargar el coche todas las noches o si solamente vas a hacerlo durante el fin de semana.
Es una cifra que está por debajo de los números en los que se mueve ahora mismo la competencia (donde incluso los modelos urbanos dan el salto ya a baterías de 40, 50 o incluso 60 kWh), pero en este caso el Cooper SE no busca ser un sustituto de tu vehículo para largos viajes. Sustituto como tal puede llegar a ser un Peugeot e-208 (50 kWh) o un Nissan Leaf e+ (62 kWh), al menos cuando haya una infraestructura de carga en condiciones.
El Mini Cooper SE (2020) es un coche eléctrico hecho por y para la ciudad. Que nadie piense que aquí va a encontrarse con una alternativa para sustituir por completo al coche principal de su hogar: es un muy buen segundo coche o, si no se van a hacer viajes largos y se está dispuesto a recurrir al alquiler para salidas puntuales, es un muy buen coche para moverse por la ciudad.
Es un coche tremendamente divertido, una pelotilla eléctrica que te ofrece el cien por cien de su potencia desde el momento en que empiezas a pisar el acelerador. Si puedes permitirte elegir tu siguiente coche más por el corazón que por una decisión basada en el cálculo de gastos puro y duro, no te arrepentirás.