Con un móvil y una de las aplicaciones de traducción instantánea que se han desarrollado y presentado en los últimos años, dos personas hablando distintos idiomas se pueden entender, pero no todas las personas pueden acceder a este servicio. Las personas sordas o con dificultades auditivas que usan lenguaje de signos se quedan fuera.
Más del 5% de la población mundial utiliza la lengua de signos para comunicarse entre ellos y su familiares, pero el resto de la población no conoce este lenguaje, lo que les aleja muchas veces de estar más integrados en la sociedad. La tecnología podría derribar este muro.
Investigadores de la Universidad de California-Ucla ha ideado un guante que lee los signos que se realizan con la mano y los traduce en una aplicación en el móvil. Según sus creadores, este sistema puede detectar 600 signos con una precisión del 98.63%.
De momento, el sistema sólo trabaja con la Lengua de Signos Americana (ASL). Para los que no lo sepan en cada país hay se usan signos distintos, incluso entre países con el mismo idioma hablado como los anglosajones o los que usan el español, los signos pueden ser muy distintos. La tarea de proporcionar un traductor de signos a todo el mundo es ingente, aunque muy necesaria.
El guante cuenta con cables elásticos envueltos en poliéster y que son los responsables de registrar la posición del dedo y enviarla a través de conexión Bluetooth al sistema en el ordenador o el teléfono. La app indica esa traducción de las palabras y la frase que forman en formato de texto en la pantalla, así como en voz alta con un lector e texto.
Tal y como explica Jun Chen, profesor asistente en el Departamento de Ingeniería de la Ucla y responsable de este proyecto, otros proyectos han intentado dar con una solución similar, pero su efectividad era menor. Unos requieren de una buena iluminación para que las cámaras lean los signos de la mano y otras exigen el uso de sensores colocados en la piel.
El guante es barato de fabricar, unos 50 dólares y si se produjera en masa el coste sería aún menor. Chen asegura que la tecnología necesita mejoras que podrían llevar varios años para estar listo para dar el salto a la producción en masa, tiempo en el que podrían incluir más lenguajes de signos de otros países.
Aunque no deberían necesitar las personas sordas hacer una inversión de este tipo, sería un gesto más inclusivo que la la población auditiva aprendiera la lengua de signos, se puede considerar una avance y una muestra de lo que la tecnología actual puede hacer por facilitar la vida a las personas.