Primera compañía privada en lograr orbitar y recuperar una nave
Para entender bien las misiones de cualquier empresa o agencia espacial, particularmente cuando el foco de atención de las misiones es la nave, hace falta entender algunos detalles respecto a cómo funcionan estos vehículos.
A modo simplificado, podríamos decir que las naves tienen diferentes secciones que desarrollan funciones únicas. Y además, también hay que tener en cuenta el cohete principal, que tiene varias etapas.
El cohete y la nave son vehículos distintos. El cohete se encarga generalmente de llevar la nave al espacio, y dependiendo de sus características, puede encargarse también de llevarlo a una órbita concreta.
Pues bien, en 2010 SpaceX se convertiría en la primera compañía privada en lograr lanzar, poner en órbita y recuperar con éxito una nave propia. La nave en cuestión, llamada Dragon 1 o Cargo Dragon, pudo aterrizar en el mar sin problemas.
El cohete que llevó esta cápsula al espacio fue uno de los Falcon 9 de SpaceX. Aunque estos cohetes están diseñados para que se pueda recuperar al menos su primera etapa, los paracaídas fallaron, por lo que tuvo que darse el cohete por perdido.
Pero como tal, el objetivo principal era que todo lo relacionado con el Cargo Dragon fuera bien, y no hubo problema alguno para esa parte de la misión. Además, aprovecharon el vuelo para poner varios nanosatélites CubeSat en órbita.
Primera empresa privada en enviar una nave a la Estación Espacial Internacional
El siguiente gran hito de SpaceX también le pertenece al Cargo Dragon, aunque en este caso ocurrió dos años después de la misión en la que pudo realizar su primer viaje completamente exitoso.
En la misión conocida como Demo Flight C2+, SpaceX colaboró con la NASA para hacer algo que no se había logrado antes: acoplar una nave creada por una empresa privada a la Estación Espacial Internacional (ISS).
Durante esta misión había que demostrar de lo que era capaz la cápsula de SpaceX. El Cargo Dragon pasó varios días en el espacio realizando diferentes tests que le dieron a la NASA la información que necesitaban respecto a la fiabilidad de la nave.
Y tras ese periodo viajando en torno a nuestro planeta, la agencia espacial norteamericana finalmente decidió darle permiso a SpaceX para que la nave se aproximase a la Estación Espacial Internacional.
Era una misión extremadamente delicada, ya que una aproximación incorrecta podría causar un impacto con la estación, y consecuentemente destruirla junto a todos sus habitantes.
Pero tras una larga serie de cuidadosas maniobras de varios días de duración, la nave pudo acercarse poco a poco a la Estación Espacial Internacional y acoplarse a ella con ayuda de la tripulación de la ISS.
La misión no era un simple viaje de prueba. El Cargo Dragon llevaba a bordo una cantidad considerable de cargamento, incluyendo provisiones para los astronautas y material científico. Y volvió a la tierra con varios experimentos que se habían desarrollado en la Estación Espacial Internacional.
Primer aterrizaje de un Falcon 9 sobre tierra
Todas las misiones que hemos mencionado hasta ahora fueron muy importantes para SpaceX. Cada nueva victoria y derrota les permitió aprender y mejorar, y les ayudó a crear tecnología mucho más fiable.
Pero aunque todos esos proyectos ya les habían hecho ganar algo de atención, es innegable que la empresa debe su fama sobre todo a sus cohetes reutilizables, y a los espectaculares aterrizajes que pueden llevar a cabo.
Los cohetes Falcon 9 han sido los responsables de esto. Uno de los principales objetivos de SpaceX siempre fue poder crear cohetes reutilizables, que permitieran abaratar el coste de las misiones espaciales.
Pero aterrizar un cohete suena mucho más sencillo de lo que realmente es, y el camino estuvo repleto de obstáculos, caídas y errores en el último segundo que dieron al traste con muchos intentos.
Como suele decirse, de los errores se aprende, y los profesionales de SpaceX no se dieron por rendidos. Y finalmente, durante una misión llevada a cabo en el año 2015, pudieron conseguirlo.
Tras poner varios satélites en órbita, el Falcon 9 descendió de nuevo hacia la Tierra, y una vez que alcanzó la altura adecuada comenzó a maniobrar para prepararse para el aterrizaje.
Gracias a las condiciones atmosféricas y a la pericia del centro de control y de todas las personas que habían trabajado en el cohete, el Falcon 9 llegó a tierra sin problemas y se convirtió en el primer cohete orbital de la historia en lograr un aterrizaje vertical con éxito.