No existe una respuesta concreta para una pregunta que en principio podría parecer sencilla: ¿qué sistema es mejor? No todos los usuarios priorizan lo mismo a la hora de elegir el tipo de almacenamiento que necesitan instalar en su ordenador y cada uno tiene unas circunstancias y un equipo distinto.
Seguramente, si le preguntas a tu cuñado, ese que sabe tanto de informática, te dirá que sin dudarlo la mejor opción es montar un SSD para que tu ordenador vuele. En cierto modo, razón no le falta. Pero no es el único factor a tener en cuenta a la hora de elegir el soporte de almacenamiento para tus datos.
Conocer las características de cada uno de los sistemas de almacenamiento de datos te ayudará a decidir entre un disco SSD, HDD o SSHD, dependiendo del uso que le vas a dar. Igual al final resulta que la mejor opción para ti es utilizar un disco duro de toda la vida. ¡Quién lo iba a decir!
Antes de nada, conviene saber qué significan todas esas siglas que dan nombre a estos sistemas de almacenamiento y qué factores influirán en la decisión sobre cuál de ellos es más conveniente para ti.
Teniendo en cuenta algunos estos factores, la elección entre los discos HDD, SSD o SSHD prácticamente se tomará por sí sola o, como mínimo, te servirán para sopesar las ventajas e inconvenientes de cada uno de estos tipos de almacenamiento.
¿Qué significa SSD, HDD y SSHD?
Los distintos tipos de almacenamiento disponibles en la actualidad son fácilmente identificables por sus siglas en inglés.
Las tradicionales unidades de disco mecánico o HDD (Hard Disk Drives) son las que probablemente ya conoce todo el mundo y constan de una serie de discos que giran a gran velocidad sobre un eje, mientras un cabezal magnético cambia de posición para escribir o leer los datos de la superficie de los discos.
Por otro lado, tenemos a las pujantes unidades de estado sólido o SSD (Solid State Drive) que utilizan chips de memoria no volátil para almacenar los datos. Dado que todo el proceso de lectura y escritura se realiza mediante impulsos eléctricos, los discos SSD no cuentan con piezas móviles en su interior.
El tercer sistema de almacenamiento son las unidades híbridas de estado sólido o SSHD (Solid-State Hybrid Drive). Este tipo de almacenamiento es un híbrido que utiliza las tecnologías de SSD y HDD para hacerlas trabajar juntas en un solo dispositivo.
Consiste en un sistema de discos mecánicos exactamente igual al que puedes encontrar en cualquier HDD, y una parte en la que se integran varios chips de memoria como los utilizados en el almacenamiento SSD. El conjunto se completa con una controladora que gestiona y decide que los datos a los que accedes más habitualmente se guarden en la parte SSD, mientras que los archivos que usas de forma esporádica, pasan al sistema HDD. Todo ello de forma totalmente automática ya que en el equipo aparece como una única unidad conectada (no una SSD y otra HDD).
Capacidad
Si estamos hablando de soportes de almacenamiento de datos es obvio que la capacidad de almacenamiento de las unidades debe ser un factor de peso.
En este aspecto, tanto las unidades HDD como los SSHD, son los dos claros vencedores con respecto a los SSD ya que ofrecen mejores capacidades para almacenar datos en ellas.
Tal vez la tecnología SSHD se encuentra un poco más limitada en este aspecto ya que por el momento no se pueden encontrar unidades de estas características con capacidades mayores de 2 TB, mientras que no es complicado encontrar discos duros con una capacidad enorme.
Velocidad
Si lo que buscas es que, por encima de su capacidad de almacenamiento, tu unidad de almacenamiento cuente con una gran velocidad a la hora de gestionar tus datos, la elección está más que clara: el SSD es tu sistema de almacenamiento.
En términos de velocidad las unidades SSD no tienen rival ya que, al no existir componentes móviles, la ejecución de las órdenes de lectura o escritura son instantáneas, así como la devolución de los datos solicitados. Estos efectos de la mejora de las unidades SSD son especialmente notorios durante el arranque del sistema o al iniciar programas.
Dentro de las unidades SSD encontramos un nuevo formato compacto llamado M.2 que puede utiliza dos «canales» distintos para transferir los datos: el canal SATA 3 que es el mismo que utilizan los HDD, SSHD y SSD SATA que alcanza unas velocidades de hasta 600 MB/s; y el canal NMVe que utiliza el canal PCIe (el mismo de las tarjetas gráficas) que aumenta considerablemente esa tasa de transferencia hasta superar los 3.000 MB/s.
Esto significa que, en términos de velocidad, los SSD SATA son muy superiores por no tener latencia al acceder a los datos pero, en el caso de las unidades SSD M.2 de tipo NMVe, además se suma una mayor tasa de transferencia al usar un canal con más capacidad.
Las unidades SSHD también ofrecen un buen rendimiento en este aspecto, ya que utilizan su parte SSD para acelerar este tipo de tareas, pero sin tener que sacrificar la capacidad de almacenamiento para obtener una velocidad similar.
El que sale peor parado en este aspecto es el HDD.
No obstante, en lo que a velocidad se refiere, existen diferentes categorías dentro de los HDD.
Existen algunos discos duros de altas prestaciones que ofrecen unas prestaciones por encima de la media, gracias a mejoras en las controladoras o en los sistemas de gestión de los cabezales y velocidad de giro de los discos.
Otros en cambio están pensados para economizar recursos energéticos, por lo que ofrecen un rendimiento por debajo de la media.
Fiabilidad y durabilidad
¿Cuánto tiempo pueden permanecer mis datos guardados en un disco duro? Lamentablemente nadie te podrá certificar a ciencia cierta cuánto tiempo se podrán mantener tus datos almacenamos en un soporte de almacenamiento ya que depende de varios factores.
Estadísticamente, las unidades SSD son más resistentes al paso del tiempo ya que la ausencia de pieza móviles minimiza la probabilidad de fallo mecánico y son más resistentes a los daños por pequeños impactos que pudieran sufrir al estar montados en un portátil.
No obstante, la durabilidad no es el fuerte de las unidades SSD ya que las celdas de memoria de los discos SSD soportan un determinado número de operaciones de escritura y lectura y, aunque dependiendo del uso que le des puedes tardar años en llegar a ese límite, una vez superado ese número de operaciones nadie puede garantizarte que los datos que contiene ese soporte de almacenamiento SSD comienza a dar fallos de escritura o lectura corrompiendo los datos.
Los discos duros híbridos también están afectados por el mismo problema, aunque el uso combinado de ambas tecnologías minimiza el uso de la memoria SSD que no sufre tanto desgaste como las unidades SSD dedicadas y le da un margen más amplio.
Los discos duros mecánicos, a pesar de que como hemos comentado son más susceptibles a averías mecánicas a causa de pequeños impactos o por fallos mecánicos, tienen una durabilidad más larga que el resto de sistemas de almacenamiento, por lo que es posible mantener guardados tus datos durante más tiempo.
Formato y peso
El formato del disco duro es otro de los aspectos a tener en cuenta ya que este será decisivo para decidir cuál es el sistema de almacenamiento adecuado para ti.
En los ordenadores de sobremesa el factor de forma de las unidades de almacenamiento o su peso no tienen mayor importancia, pero cuando se trata de ampliar la capacidad de almacenamiento de un portátil o ultrabook, la cosa se complica.
En primer lugar, hay que tener en cuenta el grosor de la unidad que el portátil admite, ya que tanto los HDD, como las unidades híbridas de 2,5” ofrecen modelos de 7 y 9,5 mm. Si eliges una unidad demasiado gruesa, es posible que te lleves una desagradable sorpresa al intentar cerrar la tapa del compartimento del disco duro. Tanto las unidades SSHD como las HDD tienen un peso similar por lo que, en este sentido, cualquiera de ellas es buena alternativa.
Las unidades SSD, en cambio, sí tienen cierta ventaja en este sentido ya que las unidades con formato 2,5” tienen unos grosores de entre 5 y 7 mm. Pero además existen soluciones de almacenamiento SSD en otros formatos y conectores diferentes que permiten tamaños realmente compactos como los discos M.2 o los mSATA. No obstante, estos nuevos formatos más compactos necesitan un conector específico en la placa base, lo que hace que no todos los ordenadores sean compatibles con estos formatos más compactos.
Consumo energético
El consumo energético no debería ser un factor determinante a la hora de comprar un disco HDD, un SSD o un disco duro híbrido.
El supuesto en el que más podría afectar el consumo energético del soporte de almacenamiento podría ser en los portátiles, pero la diferencia de consumo entre un SSD y cualquier disco HDD o SSHD no supera el 10% del consumo, por lo que apenas ganarías unos minutos en la duración de la batería, siempre que estés utilizando el perfil de ahorro energético adecuado.
Precio
El precio es otro de los factores clave a la hora de elegir el sistema de almacenamiento para tu ordenador.
En términos generales, los HDD son los que mejor relación precio/capacidad ofrecen, siendo los más interesantes en este aspecto. Puedes comparar los distintos precios en Amazon.
Las unidades SSD son las que más sufren en este aspecto ya que las de mayor capacidad continúan teniendo unos precios algo superiores al de sus homólogos con tecnología HDD, y a pesar de haber bajado mucho en los últimos años.
En este aspecto, los discos SSHD se sitúan a medio camino entre los elevados precios de los SSD y los económicos HDD. De forma que, por el mismo precio de un HDD de altas prestaciones, puedes hacerte con un SSHD que te ofrece un rendimiento superior.
Entonces, ¿debería comprarme un HDD, un SSD o un SSHD?
Tal y como ya habrás deducido en el transcurso de la lectura de este artículo, solo tú tienes la respuesta a esa pregunta, y depende mucho del uso que vayas a hacer de él y de las necesidades del equipo en concreto.
Si tienes un ordenador o portátil que ya no funciona tan fluido como cuando lo compraste, pudiendo renunciar a parte de su capacidad de almacenamiento, un SSD es, sin duda alguna, la mejor elección.
Si en ese mismo equipo no puedes renunciar a la cantidad de almacenamiento, con un SSHD notarás una mejoría destacable en su fluidez, manteniendo la capacidad.
Si por el contrario, la prioridad es aumentar la capacidad de almacenamiento de tu equipo, la alternativa más económica y fiable es elegir un disco duro mecánico de gran capacidad.
No obstante, estos sistemas no son excluyentes, por lo tal vez podrías cambiar la configuración de tu equipo para instalar una unidad SSD para el sistema, mientras que todos tus archivos podrían quedar almacenados en uno o varios HDD.