Así cambian los atropellos según la velocidad | Motor

Los atropellos en ciudades son más habituales de lo que se quisiera, aquí podrás ver cómo varían en función de la velocidad.

Uno de cada cinco fallecidos por accidente de tráfico es, según la DGT, un peatón: suponen el 11% de las víctimas mortales registradas en carretera. Algo que se agudiza cuando centramos el foco en las vías urbanas ya que representan el 48% de las personas que pierden la vida en este escenario. En ambos casos, el ritmo al que circulan los coches tiene una influencia directa: así aumentan los daños según la velocidad en un atropello.

Cuanto más rápido conducimos, más graves son las lesiones para un peatón derivadas de un atropello. Es más, según varios estudios de la Organización Mundial de la Salud y de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y la probabilidad de que pierda la vida en un accidente crece con la velocidad a la que se produce el impacto contra el vehículo: a 30 km/h la probabilidad de sufrir heridas mortales es del 10%, es decir, el 90% de los peatones sobreviviría al mismo. Esta probabilidad crece hasta el 80% a 50 km/h y roza el 100% a partir del 60 km/h.

Y es que a mayor rapidez, la energía cinética liberada se incrementa al cuadrado de la velocidad. A esto hay que añadir que nuestro tiempo de reacción y la capacidad de maniobra se reducen: tardamos un segundo en responder ante un imprevisto y elegir la respuesta adecuada. Un tiempo que desaparece cuando circulamos a partir de 30 kilómetros por hora.

Los daños en un accidente a menos de 50 km/h

La DGT ha ejemplificado esto con un vehículo que respeta los límites urbanos y va a 48 km/h. En ese momento, un peatón cruza a una distancia de 17 metros: hasta que el conductor o conductora lo ve y pisa el pedal de freno pasa un segundo, pero no se puede evitar el atropello. El coche impacta contra el peatón a 35,8 km/h. Tras este primer choque la velocidad disminuye a 31 km/h hasta que, finalmente, el vehículo de detiene. El problema es que el daño ya está causado.

En la secuencia difundida por Tráfico se observa cómo el coche golpea la parte inferior de la pierna del peatón y éste cae sobre el capó golpeándose en la cadera. A continuación impacta sobre la misma zona y sobre la parte inferior del parabrisas con el brazo, el codo y el hombro. El siguiente golpe se lo lleva en la cabeza que golpea contra el parabrisas.

Tras esto, el cuerpo da una vuelta en el aire y cae sobre la parte frontal del coche para, posteriormente, aterrizar en el suelo golpeándose, una vez más, la cadera. Finalmente, el peatón se desliza sobre la calzada, se voltea y queda tendido a 2,9 metros del coche. Y todo esto con un vehículo que sí respetaba los límites de velocidad en poblado.

Este artículo fue publicado en Autobild por Elena Sanz Bartolomé.

 

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