¿Cuáles son los principales retos del sector salud para el año del Bicentenario?

La pandemia de la COVID-19 ha puesto en realce la importancia de la salud como clave para el desarrollo de un Perú mejor para todos. Si bien la crisis sanitaria destapó las precariedades de nuestro poco desarrollado y aún no unificado sistema de salud, el sector salud tiene algunos retos más de cara a cumplirse 200 años de vida republicana.

Con miras al  2021, el sector Salud se puso como visión que «el acceso al cuidado de la atención integral en salud individual y colectiva de las personas serán universales”, es decir, un derecho a la salud universal para todos los peruanos. 

El doctor Humberto Vásquez, médico infectólogo de Clínica Internacional, considera a las enfermedades infecciosas del sistema respiratorio  como los principales retos de salud para el 2021 ya que “están entre las primeras causas de mortalidad en niños y adultos de la tercera edad”.

“La tuberculosis sigue siendo más frecuente en el Perú que en los demás países de América y son un reto cada año. Las infecciones por VIH, especialmente en jóvenes cuyo tratamiento consume gran parte de los presupuestos. Las neoplasias de mama, cuello uterino, próstata y aparato digestivo son otro reto. Menciono también las enfermedades prevenibles por vacunación y, finalmente, la COVID-19 que seguirá siendo endémica aun contando con vacunas”, explica.

Por su parte, Vanessa Vertiz, comunicadora con experiencia en la industria farmacéutica y presidenta de la Asociación Nacional de Laboratorios Farmaéuticos (ALAFARPE), considera  que el sector salud en el Perú tiene muchos desafíos: “el principal es diseñar políticas públicas que integren salud, ciencia, tecnología e industria bajo plataformas de colaboración público-privadas, que coordinen en forma permanente con un solo propósito: el paciente como centro de nuestra atención”. 

“Debemos definir indicadores que nos permitan visibilizar el avance y hacer realidad temas claves como el financiamiento adecuado de la salud, la calidad de atención de los servicios prestacionales, la satisfacción desde del paciente y del ciudadano, la efectividad y eficacia de los tratamientos y medicamentos que se comercializan en nuestro mercado, entre otros”, menciona. 

Vertiz agrega que se deben encontrar “los mecanismos para concretar la implementación de modelos innovadores de acceso, donde la inversión social se realiza a través de esquemas de riesgo compartido”. 

Respecto a la salud mental, la psicóloga clínica Giuliana Rivera menciona que “la pandemia nos está dejando como lección y nos está haciendo ver que sin salud mental se hace difícil hacer frente a las diversas adversidades que se nos vienen presentando”.

“Creo que el sector salud en el 2021 tiene grandes retos, entre ellos eliminar los prejuicios que se tejen alrededor de las enfermedades mentales para que las personas puedan acudir ante los primeros síntomas que pueden presentar”, sostiene.

ACCESO UNIVERSAL A LA SALUD

Vásquez resalta que para lograr el acceso universal a la salud debemos tener claro que “el derecho a la salud no tiene que ser solo una declaración formal, sino que se requiere normas y mecanismos que lo hagan posible”.

Vertiz menciona que el primer paso para lograr un acceso universal a la salud es “acceder a un sistema único de salud, el cual es posible si ponemos la calidad y eficacia como variables determinantes”.

Como segundo punto, considera, es “no generar más brechas entre sistemas, sino, elevar los estándares donde ya funcionan bien los procesos, sobre todo en la calidad de atención”. Y, finalmente, optimizar los recursos del sistema de salud.

“Un Sistema Único de Salud no puede significar que la atención sea más lenta, que los procesos se detengan o generar mayor burocracia. El objetivo es generar simplificación administrativa y una autonomía que sea determinante en los distintos centros, para ciertas patologías, como el cáncer, por ejemplo”, explica.

COVID-19 Y SU IMPACTO EN LA SALUD

Vásquez resalta que el principal impacto de la pandemia en los pacientes de las familias del país es la mortalidad de seres queridos que han producido mucho dolor e infelicidad.

“Entre los sobrevivientes, muchos van a quedar con daño pulmonar irreversible, la mala calidad de vida. Otra fuente de desgracias ha sido la pérdida de muchos empleos y el empobrecimiento general. Los centros de salud pública han quedado sin presupuesto. Por último, se ha dejado sin atención a las patologías crónicas y han ocurrido muchos fallecimientos por casos no COVID-19”, menciona.

Vertiz menciona que la pandemia por la COVID-19 puso “en evidencia debilidades estructurales de los sistemas de salud en la región y las bases para repensar su desarrollo, así como la vulnerabilidad de las cadenas globales de suministros, con la restricción de importaciones y la disponibilidad insuficiente de productos médicos y tecnologías de salud para cubrir grandes aumentos en la demanda”.

Uno de sus mayores impactos es que la COVID-19 está interrumpiendo los servicios esenciales en todo el mundo y también en nuestro país, lo cual está generando discontinuidad en diferentes tratamientos no COVID. En el caso específico del cáncer, el presupuesto para el año 2021 no registra incremento. Al contrario, éste habría sido reducido”, añade.

Por su parte, Rivera menciona que “la pandemia nos tomó de golpe y nos hizo ver que no estábamos preparados en cuanto al sector de salud mental para hacerle frente a algo tan grande”. 

“Allí existían muchos planes, muchos proyectos, pero que no se hayan ejecutado para ese momento. […] Considero que el gobierno no ha hecho las suficientes alianzas con las diferentes instituciones y asociaciones pertinentes para que se pueda atender a mucha más gente que lo requiere y que lo necesita. […] Todo lo que está dejando la pandemia, no sólo en los que se han recuperado de la COVID-19, sino en las personas que han perdido familiares, personas que han perdido el trabajo, personas que se han tenido que reinventar y personas que han perdido muchísimas cosas. Todo lo que ha traído el coronavirus deja una huella, un trauma, un estrés post traumático y esto va a traer secuelas en las siguientes generaciones. Esto se tiene que atacar y considero que se tiene que trabajar muchísimo”, finaliza.

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