La imagen de una moto equipada con un cañón, cayendo del cielo en paracaídas, no es fácil de imaginar. Pero fue una realidad en los años 50, e incluso llegó a verse en la Guerra de Argelia.
La mítica motoneta Vespa, o la versión española Vespino, es una de las scooters más famosas de la historia. Existen inmumerables versiones, pero una de las más curiosas y excéntricas es la Vespa 150 TAP, también conocida con el apodo de Vespa bazooka. Literalmente, una Vespa con cañón que se lanzaba en paracaídas.
La popular scooter Vespa fue fabricada por la marca Piaggio en 1946. Revolucionó las motocicletas de la época al colocar el motor en la parte de atrás, además de ser resistente, consumir poco y venderse muy barata. Fue muy popular tras la Segunda Guerra Mundial, y se ha seguido fabricando hasta nuestros días, en donde incluso ya existe una Vespa eléctrica.
Entre 1956 y 1959, el ejército francés utilizó unas 600 motos Vespa 150 TAP (Troupes Aéroportées o tropas aerotransportadas), una versión militar cuya característica más llamativa era que se lanzaba en paracaídas y tenía un cañón M20 de 75 mm, por eso los soldados la llamaban la Vespa bazooka. Aunque técnicamente era un cañón que podía lanzar explosivos, fuego y humo.
Tal como explica Popular Mechanics, esta Vespa militar tenía un motor de 145 cc y un solo cilindro, capaz de correr a 64 Km/h y una autonomía de 200 Kilómetros.
El ejército francés la usó entre 1956 y 1959 en la Guerra de Argelia, para realizar ataques rápidos sobre los vehículos ligeros de la guerrilla argelina. Se decidió por este peculiar vehículo porque era muy barato de fabricar, apenas 400 euros de la época, y tenían cañones M20 sobrantes de la Segunda Guerra Mundial.
Lanzaban las Vespas militares en paracaídas envueltas en paja, junto a una segunda moto que transportaba la munición. No disparaban desde la moto, sino que se usaba para transportar el cañón hasta cierta posición, y entonces se desmontaba y se colocaba en un trípode.
Prácticamente todas las Vespa 150 TAP fueron destruídas o abandonadas. Solo se conservan algunas en museos, aunque el pasado mes de agosto se puso a la venta una de ellas en Italia, a un precio de 40.000 euros.