Osvaldo Cattone, una vida dedicada a las artes escénicas [PERFIL]

La muerte va a llegar, solo que no sabemos cuándo”, dijo Osvaldo Cattone a RPP Noticias cuando, en el 2019, a sus 86 años, protagonizó la obra “El Padre”. Un 8 de febrero como hoy, sin embargo, la muerte llegó para el actor y director argentino que, a lo largo de más de 60 años, se dedicó incansablemente a sacarle brillo a aquello que más le apasionó: el teatro.

Ni siquiera la pandemia detuvo a Cattone, que en diciembre del año pasado planeaba volver a las tablas con “El rey se muere”. Una prostatitis, sin embargo, puso un alto a este proyecto y él debió pasar ocho días en una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) de donde salió indemne, sin dinero, pero con las ganas renovadas por poner en escena el libreto de Eugene Ionesco.

De resistencias de este tipo estuvo articulada la vida del hombre de teatro, quien antes de su muerte alistaba también una autobiografía titulada «Soy lo que soy«, que saldrá publicada bajo el sello de Penguin Random House, además de una novela que no llegó a concretarse.

Nacido en Buenos Aires (Argentina) un 17 de enero de 1933, Osvaldo Cattone inició en las tablas a temprana edad en su ciudad natal, donde estudió Literatura. Su carrera arrancó en los años 50, cuando interpretó papeles en “La inocente”, “Romeo y Julieta”, “Elizabeth de Inglaterra”, entre otros títulos gracias a los cuales se hizo de un nombre.

Fue durante la misma década, en 1954, que viajó a Italia para ingresar a la Accademia Nazionale D’arte Drammatica Silvio Dámico, donde se formó como el primer actor sudamericano. Al cabo de cuatro años de estudio, volvió a Argentina en 1959.

En adelante, la década de 1960 fue para Cattone un periodo fructífero en el que llegó a integrar el elenco de casi 20 obras, en las que resaltaron títulos exitosos como «La visita de la anciana dama», «Borrasca» y «Lysistrata». Además, ya como director inició una gira por todo América, incluido Estados Unidos, en 1969.

LA LLEGADA AL PERÚ, SU OTRA PATRIA

Tras su gira por el mundo, Osvaldo Cattone volvió a su país para seguir al frente de nuevos proyectos. En los años 70, incursionó en la televisión argentina al integrar el reparto de la telenovela “Una vida para amarte” y de la serie “Carola y Carolina”. También continuó haciendo teatro, pero fue por su participación en la pantalla chica que llegó a Perú.

Su aterrizaje en el suelo nacional ocurrió en 1973, cuando fue convocado para ser parte del elenco de “Me llaman gorrión”, que coprotagonizó con Regina Alcóver. Desde entonces, Cattone convirtió al Perú en su lugar de residencia y, como señaló a lo largo de su vida en diversas entrevistas, también en su patria.

Adoptado como una de sus figuras emblemáticas, Cattone dedicó su vida a las tablas de nuestro país, con una vasta producción de obras como “Los ojos llenos de amor”, “Las mariposas son libres”, “Gigi”, “Otelo”, entre otras. En 1976, ocupó la dirección del Teatro Marsano, que inauguró con “Aleluya, Aleluya” y se convirtió en su fortaleza artística al montar numerosas obras.

Aunque asociado al teatro peruano, el nombre de Cattone también resonó en la televisión nacional al formar parte de algunos programas. Destacan, entre ellos, la transmisión de las obras que montaba en Teatro Marsano en la década de 1980, así como el espacio de entrevistas “Comiendo con Cattone”, que se emitió de 1984 a 1985.

En los años 90, encabezó un segmento periodístico del programa “Utilísima” y, más recientemente, fue presidente del jurado en el show “Desafío y fama”. “No he vivido un infierno, he vivido un paraíso”, señaló el actor en una de sus últimas entrevistas con El Comercio. Lo dijo con la convicción de ser un sobreviviente de las artes escénicas. Y, ciertamente, lo fue.

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