¿Ciencia o bulo? Seis consejos para detectar si un estudio o noticia son falsos | Life

La atención por los avances científicos se ha visto reforzada por la pandemia. Es más importante que nunca separar los que es ciencia de lo que es simple especulación y frenar la desinformación y fake news que tanto daño hacen.

Puede que cuando esta emergencia sanitaria pase nos volvamos a olvidar de lo importante que es la ciencia en nuestra vida y dejemos de prestar tanta atención a los avances que se realizan. Con los últimos acontecimientos sabemos que olvidarnos de ella o no tratarla con cautela es un error que puede costarnos mucho.

La creciente atención por los estudios sanitarios también ha hecho aflorar los bulos y fake news relacionados con este tema. Los periodistas, además, podemos fomentar también la desinformación y el crecimiento del negacionismo al no tratar con el debido cuidado datos o informes científicos. De ahí que sea crucial que todos, periodistas y lectores, seamos capaces de diferenciar lo que es ciencia, de lo que es mera especulación o mentira.

«¿Ciencia o ficción?» se plantea en este artículo en la revista The Conversation el profesor de Química de Connecticut, Marc Zimmer. Recalca que no solo se produce desinformación de manera intencionada, también una mala explicación o la falta de conocimiento sobre la comunidad científica puede llevar a error. Saber diferenciar un estudio científico sólido, de uno con resultados muy iniciales también es importante.


Una guía para enfrentarse paso a paso en la ardua tarea de distinguir la verdad y la información entre el océano de bulos, mentiras y fake news que puebla las redes.

Aquí van algunos consejos que se deben tener en cuenta a la hora de leer un estudio o artículo científico, pero que también pueden servir para reflexionar sobre las fuentes utilizadas en una noticia que aborda un avance en ciencias como las que vemos a diario sobre las vacunas y el coronavirus.

El sensacionalismo en medios

Tenemos la suerte de contar con una importante comunidad de divulgadores científicos que procuran tratar temas tan delicados como las vacunas con rigurosidad, sin renunciar a contenidos entretenidos. Zimmer recomienda apoyarles frente a otros supuestos expertos y medios que se vuelcan más en el sensacionalismo y espectáculo para captar más público y pone como ejemplo el programa The Dr. Oz Show.

Conocer a las fuentes

En un artículo anterior sobre bulos y mentiras en las redes sociales dábamos este mismo consejo. Cuando veamos una información en la que nos dan las fuentes o entrevistan a alguien, podemos hacer uso de internet para buscar a esos expertos y conocer su trayectoria y saber si son fuentes fiables o no. Es una labor de investigación que puede hacer cualquiera ahora mismo con las nuevas tecnologías.

La ciencia no es opinión

Zimmer recalca que la ciencia no es igual que la política, donde siempre hay dos lados y varias posturas u opiniones. La ciencia, al contrario, se basa en hechos y pruebas científicas que, una vez aprobadas, no pueden estar sujetas a opiniones. «Cuando los medios interpretan que la objetividad es igual a tiempo, socavan la ciencia» indica.

Correlación no es causalidad

Otro error muy común en noticias sobre estudios científicos o temas de alimentación, por ejemplo, es la tendencia a crear relaciones donde no tiene porqué haberlas. «Si las encuestas encuentran que las personas que viven más tiempo, beben más vino tinto«, no significa que beber una copa diaria sea beneficioso para todo el mundo. Puede haber otros factores que influyen en la salud de esas personas. Un estudio genético o biológico puede rechazar o respaldar una idea como esta, pero no una encuesta de población.


Los científicos aseguran que no se han saltado ninguna fase para crear las nuevas vacunas para la COVID-19 aunque los tiempos no coinciden y está generando dudas.

Sujetos del estudio

Siguiendo con esa misma idea debemos fijarnos en el tamaño de la muestra estudiada y la metodología. Cuánta más gente y subgrupos participen más exhaustividad reflejarán los resultados. Pero lo más importante es el método utilizado.

Si se realiza es estudio con animales, debemos tomarlo con cautela, es la primera fase y después se debe demostrar que funciona también con personas. Si ya están publicando los resultados con un grupo de estudio formado por humanos, debemos tener en cuenta primero si han usado placebo. Esto significa que un grupo recibe el tratamiento o vacuna y otro grupo recibe un placebo sin saberlo, de esta manera se comprueba que los efectos son por el tratamiento y no por sugestión de los voluntarios.

Otro concepto interesante es el «doble ciego», por el que ni los voluntarios ni los investigadores principales saben quién recibe el placebo y quién no. Así se evitan ideas preconcebidas o sugestiones que pueden falsear el resultado.

La revisión por pares

En último lugar, pero no por ello menos importante está la revisión por pares. Este proceso hace referencia a la revisión del trabajo por parte de personas ajenas al proyecto pero igual de cualificadas que realizan un examen del trabajo y certifican el control de calidad de los avances que se publican en revistas especializadas.

Al año se pueden publicar 1.8 millones de artículos que han pasado por este proceso de comprobación por pares. Si no lo superan se les indica los puntos débiles o fallos para que se corrijan o refuercen antes de publicar nada. Así el resto de la comunidad científica sabe que esos datos que están leyendo son de fiar. Esto alarga el proceso en meses o años, pero refuerza la credibilidad de los artículos. 

En situaciones excepcionales como la que vivimos, este proceso puede saltarse y publicar artículos de investigación en lo que se conoce como «servidor de preimpresión«, se indican como «RXiv». No son bulos, pero al no estar validados se deben tomar con precaución. Así se ha informado la comunidad científica y médica sobre el coronavirus, ayudando a otros médicos y compartiendo información que puede ser relevante ante tal emergencia. 

Eso sí, no se debe confundir una preimpresión con una publicación depredadora. Medios que no revisan los manuscritos por pares y cobran a los autores una tarifa para publicarlos. Conocerlas es crucial para no caer en sus artículos poco fiables.

Ante cualquier información que nos llegue, ya sea científica o no, debemos leer con precaución razonar todo lo posible y pensar que lo que nos cuenta puede que sea lo que queremos oír y no la verdad.  

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