Es un gesto muy normal el de guardar una lata de conservas abierta en la nevera. Pero como advierte la especialista en seguridad alimentaria Beatriz Robles en su libro, este simple gesto conlleva ciertos riesgos, entre ellos el peligro de contaminar otros alimentos o de que el producto adquiera sabor metálico de la lata.
Te has abierto unos mejillones y has guardado en la nevera las sobras directamente en la lata.
Y quien dice mejillones, dice maíz, sardinas o alcachofas.
Es algo habitual. Casi todo el mundo ha tenido alguna vez una lata de conversas abierta en la nevera.
Pero que sea un hábito popular no significa que sea correcto. Se trata, una vez más, de un error común que se comete a la hora de almacenar la comida.
Y como tal conlleva sus riesgos.
Por qué no guardar latas abiertas en la nevera
La industria alimentaria permite almacenar sin necesidad de frío productos que de entrada son perecederos. Aplica sobre estos tratamientos que destruyen los microorganismos y después los envasa de forma estéril.
El ejemplo más popular, la leche UHT, y por supuesto, las conservas.
Una vez que abres el envase estos productos dejan de estar sellados al vacío y el tratamiento de esterilidad pierde su efecto. Es decir, que el alimento comenzará a corromperse si no se mantiene en frío.
Pero no es conveniente que, en el caso de las conservas, metas la lata abierta en la nevera, sino que cambies el contenido a otro recipiente, y a poder ser cerrado.
Así lo recomienda la especialista en seguridad alimentaria Beatriz Robles en su libro Come seguro comiendo de todo, una guía destinada a orientar sobre los errores más frecuentes que se cometen en lo relativo a la alimentación y que pueden conllevar riesgos para la salud.
«Si no te comes la lata entera haz el favor de pasar el contenido a un táper y tirar el envase: meterlo abierto dentro del frigorífico es una mala idea. No va a haber una corrosión de la lata que afecte a la seguridad del alimento pero sí pueden aparecer cambios organolépticos al estar expuesto al aire, como sabores metálicos por migración de algunos metales al alimento«.
Asimismo, puede contaminar a otros productos, «pues no es raro, por ejemplo, que la mitad del escabeche de los mejillones acabe en la balda del frigo«, enfatiza la experta en el libro.
Y existe una razón más para dejar de meter latas de conservas abiertas en la nevera.
Como añade Robles en una publicación de su Instagram, «a la lata abierta pueden llegar ‘bichejos’ que pululen por tu frigo«.
Así que, sigue el consejo de la experta en seguridad alimentaria y «haz el favor de invertir 15 segundos en pasar el contenido a un envase hermético«.
Este artículo fue publicado en Business Insider España por Cristina Fernández Esteban.