realme Watch S Pro, análisis y opinión | Tecnología

realme acaba de realizar su primer evento de 2021, un año en el que la compañía promete muchísimo y que, si el stock de chips lo permite, podemos ver terminales muy interesantes en la gama top, como ese realme GT que tenemos muchas ganas de ver en nuestro territorio.

En móviles están haciendo las cosas muy bien, pero en wearables también se están convirtiendo, con solo unos cuantos dispositivos en el mercado, en una de las compañías más interesantes en la gama de entrada. Y nos remitimos tanto a los Buds Air 2 como a este Watch S Pro.

Tras intentar entrar con éxito en el mercado con el Watch y con el Watch S, realme redobla la apuesta con un Watch S Pro que analizamos a continuación y que, os lo vamos adelantando, es un smartwatch muy interesante que cuesta 130 euros, una diferencia sustancial respecto a los 50 euros de la anterior generación, pero que está justificada.

realme Watch S Pro
Tamaño 54,6 x 46 x 11,1 mm
Peso 63,5 gramos con correa
Batería 420 mAh | Carga magnética
Panel AMOLED de 1,39″ | Resolución de 454 x 454 píxeles | Pantalla redonda | Densidad de 326 ppp | Táctil | Modo Always-on Display
Conectividad Bluetooth 5.0
Sensores Acelerómetro de seis ejes | Ritmo cardíaco | Giroscopio | SpO2 | Brújula | GPS
Protección 5AMT (sumergible a 50 metros durante 30 minutos) | Pantalla Gorilla Glass
Sistemas operativos y dispositivos compatibles Android 5 o superior | iOS 9 o superior | App realme Link
Precio 129,99 euros

Diseño sobrio y con acero inoxidable que se siente de calidad

Empecemos el análisis del realme Watch S Pro hablando del diseño, ya que es algo que no rompe con el modelo anterior, pero que, definitivamente y en mi opinión, mejora la experiencia y el tacto del dispositivo.

La caja es de acero inoxidable, un acero de calidad que hace que el reloj sea algo más pesado que la generación anterior. De los 48 gramos del Watch S, pasamos a 63 gramos. En mi opinión, no solo no molesta, sino que me gusta más el tener algo que siento más premium en la muñeca.

En la parte derecha tenemos dos botones, uno para ir atrás y apagar la pantalla -el superior- y otro para entrar en la elección de deporte. En la parte izquierda no tenemos absolutamente nada, así que no, no hay micrófono en este modelo.

Este aluminio está estriado y, como digo, se siente muy, muy bien en la mano, generando brillos bonitos y otorgando una presencia al dispositivo que no tenían los anteriores.

En la trasera tenemos un acabado en policarbonato, un material que ayuda a reducir costes (la cerámica está reservada para relojes más caros) y peso. Tenemos dos pines de carga, dos LED verdes para la monitorización del ritmo cardíaco y otro LED rojo para el pulsioxíemtro.

Las correas también han mejorado y son intercambiables gracias al estándar de 22 milímetros con el típico pasador de aluminio. 

Es una correa de goma que lo cierto es que se siente genial. Hemos tenido puesto el reloj día y noche durante casi dos semanas y la correa es de lo más cómoda en la ducha, en el gimnasio y en las tareas cotidianas. La hebilla es metálica.

 En la corona tenemos, en un elegante color plateado, un minutero serigrafiado. Esto es algo redundante con algunas esferas, sobre todo las analógicas, pero hay algunas esferas digitales que casan a la perfección con este estilo.

Y, si pasamos al interior, tenemos protección contra el agua de 5 ATM, lo que significa que podemos sumergirlo 50 metros durante 30 minutos, contamos con un acelerómetro de seis ejes y un giroscopio, que es el que permite tener la activación de pantalla al levantar la muñeca.

 realme, como decimos, ha dado un salto no en diseño, sino en calidad de construcción y materiales, sintiéndose mucho más premium que la generación anterior y, por fin, a la altura de lo que esperamos de una compañía como esta.

Pantalla AMOLED de alta resolución y buen brillo para exteriores

El apellido ‘Pro’ no solo se consigue, en este caso, mejorando los materiales, sino la pantalla. Y mucho, realmente. Y es que, en los relojes previos de la compañía hemos tenido pantallas IPS que, además, no montaban un buen panel IPS, precisamente. 

Es cierto el el Watch S mejoraba, y mucho, la visualización gracias a un mejor panel que el que tenía el Watch a secas, pero en esta ocasión hemos subido varios escalones en lo que a calidad se refiere.

Y es que, el realme Watch S Pro cuenta con un panel AMOLED que mejora muchísimo la experiencia tanto en la visualización de contenidos como en el consumo de batería y en la posibilidad de tener un reloj con modo Always-on Display.

Tenemos una caja de 46 milímetros y una pantalla redonda de 1,39″ (el mismo tamaño que la del Mi Watch, por cierto) y una densidad de 452 x 454 píxeles. Esto se traduce en 326 píxeles por pulgada y en un tamaño de píxel adecuado para el panel, ya que hay que fijarse mucho para distinguir cada píxel y el contenido se lee bastante bien.

La sensibilidad de este panel es realmente buena y el brillo de 450 nits es suficiente como para ver el contenido en días soleados. Además, y esto me gusta mucho, tiene cinco niveles de brillo y un sexto nivel de brillo automático, que es el que os recomiendo. No solo es rápido, sino que ajusta con precisión el brillo de la pantalla dependiendo de la iluminación ambiente.

Lo que no me ha gustado tanto es que las huellas están a la orden del día. No tenemos ningún tipo de capa oleófuga y lo cierto es que se van a quedar los ‘dedazos’ muy marcados, incluso algo más que en otros relojes de gama similar, pero en lo que a colores, resolución y experiencia se refiere, realme ha hecho un esfuerzo y, la verdad, se agradece.

Sistema a medio camino entre una pulsera avanzada y un smartwatch

El realme Watch S Pro es lo que considero una pulsera cuantificadora avanzada. Cuenta con un sistema operativo propio y comunicación constante con el móvil para tener datos del tiempo, el control de la música y notificaciones, pero igual que tiene cosas muy buenas, tiene algunas concesiones.

Vamos a empezar con un vistazo al control. Lo cierto es que es de lo más intuitivo. Con el botón superior vamos hacia atrás en cualquier pantalla y con el inferior entramos, directamente, al modo de selección de deportes.

Si estamos en la esfera principal, la del reloj, y tiramos de la parte superior, tenemos las notificaciones. En la aplicación del móvil -realme Link-, podemos elegir qué notificaciones queremos que muestre el reloj y en mi caso tengo las apps de redes sociales, Gmail y Slack. 

Si nos metemos a una notificación, podemos leerla (de un mail solo vemos el asunto) y borrarla. Habría estado bien que pudiéramos pinchar en el mail para ver el cuerpo, la verdad.

Un tuit, un mensaje o una notificación de Instagram sí es más fácil de ver en esa pantalla, ya que la información es más completa y breve, por lo general. 

Si tiramos de abajo a arriba, desplegamos un menú en el que tenemos diferentes entradas a apps de configuración, cronómetro, salud (deporte, oxígeno en sangre, ritmo cardíaco), la temperatura, una opción para encontrar el móvil, una opción para hacer fotos a distancia, el registro del sueño, el control de la música y el registro de ejercicios.

Si pinchamos en cualquiera de los iconos, la respuesta es prácticamente inmediata y no hay ningún tipo de tirón o ‘lag’ tanto a la hora de entrar en esas miniapps como a la hora de desplazarnos, ya que es un movimiento realmente suave.

Si atacamos esto: el desplazamiento de izquierda a derecha, o viceversa, nos permite entrar a un menú de anillos en el que vemos nuestra actividad diaria, la temperatura el registro del sueño de ese día, la frecuencia cardíaca que se mide cada cinco minutos, el control de la música y un menú de acciones rápidas (modo de ahorro de batería, linterna, modo no molestar, modo levantar para activar y el control del brillo) así como información de la batería y la fecha.

Y no hay más, es simple, pero es intuitivo, funciona bien, es fluido y no nos pasa como con relojes y pulseras más baratas en las que notamos que hay un retardo evidente entre que pulsamos o realizamos un gesto y la pantalla responde. Aquí, la verdad, todo va muy suave.

Si pasamos a la medición, tenemos tanto medición como de sueño y frecuencia cardíaca de manera automática, pudiendo configurar la medición de ritmo cardíaco en intervalos de 5, 10, 20, 30 minutos o apagado, así como alertas por alta y baja frecuencia. También cuenta con pulsioxímetro, el conocido SpO2 para medir la cantidad de oxígeno en sangre.

Este porcentaje está bien y nos da un indicador de nuestro estado, pero no deja de ser algo aproximado y no debemos tomarlo, igual que la medición de ritmo cardíaco, como una verdad universal ni como un dato médico, ya que estos relojes no son dispositivos médicos aunque sus mediciones sean bastante precisas.

Lo que no me gusta tanto de este sensor SpO2 es que no se pueden programar mediciones automáticas y tampoco mide mientras estamos haciendo deporte, que sería lo ideal. Tenemos que hacer la medición a mano y, para ser sinceros, es algo que se me ha terminado olvidando en el día a día.

Sobre la app, tenemos que utilizar realme Link y no sé cómo estará el ecosistema en otros territorios, pero en el nuestro tenemos una app en la que hay unos cuantos auriculares (que no necesitan la app para funcionar), una bombilla, una serie de relojes y pulseras inteligentes, una báscula y una cámara 360º.

En ella podemos ver diferentes estadísticas, pero no son más ricas que las que podemos comprobar en el reloj y lo más interesante es configurar las diferentes opciones de notificaciones de aplicaciones, alarmas y recordatorio de agua, así como activar la casilla para que nos permita controlar la música.

Tenemos unas 100 esferas que podemos instalar en el dispositivo, pero no podemos instalar esferas personalizadas, al menos en este momento. Lo que sí podemos hacer es una foto con el móvil y poner esa fotografía como fondo de pantalla del reloj.

Hay una opción que es útil, y es la de las llamadas. No podemos descolgar ni contestar, ya que no tenemos micrófono en el reloj (por lo que no tenemos asistente, evidentemente), pero sí podemos colgar la llamada entrante y, por lo menos, si nos dejamos el móvil en otra habitación… podemos ver que nos están llamando.

Es una app con lo básico y sí, funciona y la conexión es estable, pero me habría gustado que, sobre todo en materia deportiva, las estadísticas fueran más ricas.

Ideal para empezar a ponerse en forma, pero sin estadísticas profundas

No tiene el diseño más deportivo del mercado, pero es un buen dispositivo para empezar a hacer deporte. Y decimos «empezar» porque es ideal para motivarnos y registrar entrenamientos, caminatas, contar pasos diarios y echar un ojo tanto a nuestro sueño como a las pulsaciones, pero hay que recordar que estos dispositivos ni son dispositivos con una precisión médica ni son comparables, en algunos aspectos deportivos, a relojes deportivos específicos o smartwatches más caros.

Dicho esto, el realme Watch Pro me ha acompañado durante mis caminatas y en algunos entrenos en el gimnasio y, pese a su tamaño y peso, no me ha molestado en absoluto. Esto, evidentemente, va en gustos, pero no he sentido que me molestara o fuera incómodo en ningún momento.

El reloj tiene recordatorio que nos avisa cuando llevamos un tiempo sentados y también podemos definir que nos diga, de vez en cuando, que debemos tomar un vaso de agua, y eso está realmente bien para empezar una vida más sana.

Sobre los deportes, tenemos seguimiento de 13 deportes y un modo libre en el que registra pulsaciones y el tiempo que estamos empleando. 

Y… sí, está muy lejos de los más de 100 deportes que monitorizan otros relojes y aunque no voy a usar el medidor de ski, sí que me habría gustado algo más de libertad a la hora de escoger.

No entiendo, por ejemplo, que no esté el fútbol, pero sí el baloncesto y algo que me habría encantado es que hubiera un modo de tenis o padel que registre los golpes, pero al final tenemos una lista que consiste en:

  • Correr al aire libre
  • Correr en interiores
  • Caminando en interiores
  • Ciclismo al aire libre
  • Ciclismo dinámico
  • Caminando
  • Natación en piscina
  • Baloncesto
  • Yoga
  • Máquina de remo
  • Entrenador elíptico
  • Grillo
  • Entrenamiento de fuerza
  • Ejercicio libre

El nombre de los ejercicios es tal cual aparece en el reloj y sí, sé que «grillo» es cricket porque tiene un dibujito y hay algún que otro problema de traducción o concordancia, como ese «caminando» que debería ser «caminar» o «paseo».


Comprar un reloj deportivo es algo que debes hacer en función de tu objetivo. Hay muchos modelos en las tiendas, pero te enseñamos cuál es el mejor para ti.

Y llego a entender que esté el cricket porque en India es un deporte superpopular y realme vende muchísimo allí, pero no entiendo lo que decía antes, que no esté el fútbol y sí el baloncesto. Pero bueno, dicho esto, lo cierto es que para deporte individual en sala de gimnasio o en carrera/caminatas, el reloj es precioso midiendo datos.

Siempre podemos usar el ejercicio libre si vamos a realizar otro entrenamiento que no esté en la lista y cuando estoy en el ginmasio, registro la cinta/elíptica y luego voy al «Entrenamiento de fuerza», así que me ha ayudado a contabilizar esas sesiones con una buena precisión de medición de ritmo cardíaco comparada con relojes inteligentes más caros, como el último Apple Watch.

En exteriores, el GPS funciona muy bien y es totalmente independiente del móvil y para ver nuestro recorrido con el GPS activado y las estadísticas de la sesión, podemos ir a la app. Lamentablemente, esto ya no me ha gustado tanto, ya que lo único extra que ofrece la app frente a la consulta de datos de entreno en el propio reloj es la ruta por GPS, o intuirla, ya que solo vemos un recorrido sobre un fondo azul.

La app y el GPS funciona sobre Google Maps (un mapa que sí vemos perfectamente si configuramos una caminata al aire libre desde el propio teléfono), pero a la hora de registrar los datos, el mapa desaparece. No le damos mayor importancia porque estamos seguros de que lo actualizarán para solucionar esto.

Tenemos el tiempo que pasamos en cada zona de frecuencia cardíaca y datos de calorías quemadas o la frecuencia media, pero no hay algo más avanzado como la frecuencia en cada punto del camino, la elevación del terreno (algo posible gracias a los sensores tanto del reloj como del GPS) o, en definitiva, datos demasiado detallados de la sesión.

Y sí, mide bien y el número de deportes, aunque corto, no se me queda pequeño, pero me gustaría de cara a una nueva generación o revisión de la app un mayor detalle de mis entrenamientos. Y también me gustaría enlazar entrenamientos, controlar la música o ver notificaciones mientras, en segundo plano, se sigue registrando el entrenamiento.

Y es que, si estoy en el ginmasio y hago 15 minutos de elíptica para calentar antes de pasar a las pesas, tengo que parar el contador, elegir otro ejercicio y el reloj empieza de cero, registrando cada sesión de manera individual y no como parte de una sola sesión con diferentes ejercicios enlazados.

Si nos vamos a la autonomía, aquí ocurre un poco como con los móviles, ya que dependiendo del uso y, sobre todo, de las veces que utilicemos el GPS, tendremos una autonomía mayor o menor. realme habla de una autonomía de 14 días con el sensor de ritmo cardíaco activado, pero en mi caso… no he conseguido llegar a esas dos semanas completas.

Me he quedado en 11 días con un uso que, considero, es bastante exigente con el dispositivo y el que se dará más normalmente. Y sí, 11 días me parece un buen dato teniendo en cuenta que:

  • Tengo activadas notificaciones de Telegram, Twitter, Gmail, YouTube e Instagram.
  • Tengo el brillo automático.
  • Hay días que le meto sesiones de hora y media de entrenamiento.
  • Está permanentemente conectado al móvil para mostrar tanto las notificaciones, obviamente, como la información del tiempo.
  • Tengo la medición de ritmo cardíaco cada 5 minutos.
  • Lo he tenido puesto para dormir.
  • Tengo el modo de levantar la muñeca para activar.

Es decir, notificaciones y todo activado excepto el modo de Always-on Display. No considero necesario activarlo porque la autonomía se resentiría sensiblemente y porque el gesto de levantar para activar funciona lo suficientemente bien.

Ahora bien, si usáis el GPS integrado, la autonomía baja considerablemente. Es un elemento que consume mucha energía y, en una sesión de hora y media de caminata con él activado se me va un 8 de batería solo en ese ratito.

La carga se realiza mediante el cargador magnético integrado. Se trata de un cargador circular con una base gomosa para que no resbale en la mesa y sobre el que debemos apoyar el reloj para iniciar la carga. Según nuestras mediciones, tarda una hora y cincuenta y cinco minutos en cargar al 100% los 420 mAh.

No me parece una mala cifra teniendo en cuenta que lo vamos a cargar solo una vez cada semana y media y que puede ser de noche. Este cargador tiene dos pines que se deben alinear con los que se encuentran en la base del teléfono, pero los imanes ‘guían’ esa conexión.

Opinión del realme Watch S Pro: democratizando los relojes «inteligentes» presumiendo de materiales

Cada una con su filosofía, pero realme y Xiaomi están siguiendo una estrategia paralela en prácticamente todos los productos. Una apuesta por introducir algunas características rompedoras en sus dispositivos a un precio que revienta el mercado -Xiaomi- mientras la otra busca un equilibrio, quizá, algo mayor en sus dispositivos.

Si nos vamos a los wearables, tenemos que la estrategia es la misma: ofrecer lo mejor posible a un precio muy reducido y tanto el Mi Watch como el Watch S Pro se encuentran en la misma categoría, compartiendo muchas características y no podemos decir que uno sobresalga más que otro de forma rotunda en algún elemento.

Si nos centramos en el realme Watch S Pro, tenemos un reloj que apuesta por un sistema operativo propio que sí, es limitado en cuanto a su software debido a que no podemos instalar aplicaciones y tampoco tenemos la opción de responder notificaciones, pero es un sistema que va fluido, que responde bien a nuestros gestos y que, ayuda tanto a hacer deporte como a ver qué notificaciones merecen que saquemos el móvil del bolsillo y cuáles no.

Me gustan mucho los materiales y ese acero inoxidable de la caja se siente de calidad, así como el tacto de la pantalla 2.5D que se ve realmente bien en exteriores gracias a un brillo adecuado y, sobre todo, a un panel AMOLED con una muy buena resolución y colores. Es un panel con una buena sensibilidad (incluso algo alta en ocasiones) y con un esquema de colores muy interesante.

Sin embargo, lo mejor es una autonomía que nos permite olvidar durante prácticamente dos semanas el cargador en el cajón. Usándolo con todo lo que ofrece el dispositivo tenemos unos 12 días de autonomía y si os vais un finde a la montaña y queréis usar el GPS, no vais a sufrir porque esos dos días de GPS continuo los va a aguantar a la perfección.

No es perfecto, evidentemente, y le falta NFC para realizar pagos, echo en falta unas estadísticas más profundas en la app del móvil y bueno, la posibilidad de responder algún mail o mensaje de Telegram con un simple emoticono o mensajes predefinidos, pero es un reloj inteligente bueno, bonito y barato que nos anima a hacer deporte y que es ese medio camino para el usuario al que una pulsera cuantificadora se le quede corta, pero un smartwatch como los de Samsung, Huawei o Apple les parezcan muy caros.

 Por esos 130 euros, actualmente, no podemos pedir nada más y el realme Watch S Pro sienta genial en la muñeca tanto para hacer deporte como para el día a día. Y sí, hay dispositivos que cuestan algo menos y ofrecen lo mismo (incluso dentro de la propia realme), pero no tienen esa calidad de acabados y pantalla que encontramos en el Watch S Pro.

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