COVID-19: ¿Qué sabemos ahora sobre la pandemia que no conocíamos hace un año?

Hace un año se dio inicio al Estado de Emergencia,10 días después de registrarse el primer caso confirmado en el territorio nacional. Una situación que llevó a cambiar no solo nuestra manera de convivir, sino también, con el pasar de los meses, la información que teníamos sobre la COVID-19.

VARIANTES Y REINFECCIÓN

Al igual que cualquier otro virus, el SARS CoV-2 muta constantemente. El conjunto de mutaciones genera una variante del virus y de continuar con estas mutaciones que cambien sustancialmente las características del nuevo coronavirus pueden llevar, en el peor escenario, a una nueva cepa.

A finales del 2020, se identificaron cuatro variantes del SARS CoV-2, causante de la COVID-19 originados en Inglaterra, Sudáfrica, Estados Unidos y Brasil, variantes que  han llamado la atención de los especialistas que investigan sobre el SARS CoV-2.

El doctor Carlos Vidurrizaga, investigador del Centro de Bioingeniería de UTEC, comenta que “hemos visto algunas mutaciones que le han conferido al virus la posibilidad de ser más infectantes”.

“(Estas mutaciones han logrado) aumentar incluso por dos veces la posibilidad de infección, así como aumentar el número de partículas que se eliminan al momento de toser o estornudar. Ese es el caso, por ejemplo, de la variante brasileña, que es la variante más infecciosa. Hemos tenido también en la variante sudafricana, que se caracteriza por que ser más infecciosa, unir más fuertemente a los receptores AC2 y que en evaluaciones ha debilitado la efectividad de las vacunas contra esta variante”, menciona.

Vidurrizaga explica que se ha encontrado que hay vacunas contra la COVID-19 que son tan efectivas contra la variante de sudafricana como contra los que productos virales y variantes virales iniciales.

“La variante brasileña ha generado mucha preocupación pues también puede evadir el sistema inmune. Se inicia en la ciudad de Manaos, que ya había alcanzado la inmunidad de rebaño de la primera oleada, y se esperaba que no haya una tasa tan importante de infección en la segunda. Es muy probable que estas variantes se den en pacientes crónicamente enfermos y durante un tiempo más prolongado en el cuerpo”, afirma.

El especialista menciona que “ya se ha descrito que, en el caso de algunos pacientes con enfermedades neoplásicas,  al tener el sistema inmune deprimido tanto por la enfermedad y el tratamiento, se han infectado con el coronavirus y este ha permanecido por un periodo más largo, lo que le permite ir mutando de acuerdo a la respuesta inmune y generar esta capacidad de evadir a los anticuerpos”.

“Probablemente también podría evadir la protección que podrían conferir las vacunas. Aunque, recientemente, se ha determinado que aparentemente no consiguen evadir la respuesta inmune celular por linfocitos T (producidos por las vacunas contra la COVID-19), lo cual podría ser una noticia muy interesante y prometedora de cara a terapias que se desarrollen en el futuro”, añade.

VACUNAS Y SU DESARROLLO

El 2020 se convirtió en un año importante para el desarrollo de vacunas. A la fecha, 75 proyectos de vacuna se están testeando en ensayos clínicos en el mundo, 21 de ellos en fase 3.

El epidemiólogo Manuel Loayza, docente de posgrado de la Universidad Norbert Wiener, menciona que una vez identificado el agente causante de la COVID-19, se inició una carrera para encontrar vacunas “que permitan generar anticuerpos suficientes en nuestro organismo” para que cuando nos contagiemos con el SARS CoV-2 no desarrollemos la forma más severa de la enfermedad y se evite la mortalidad. 

“Gracias a las nuevas tecnologías de la actualidad para fabricar vacunas, hay 3 tipos principales contra la COVID-19. Como las vacunas son productos farmacéuticos, que transfieren y promueven la respuesta en seres humanos, se necesita para su aplicación la aprobación de la Digemid, la cual en esta situación de pandemia se otorga registro sanitario condicional para las vacunas que se encuentran en estudios clínicos de fase 3 con resultados positivos favorables”, explica.

El especialista resalta los tipos de vacunas contra la COVID-19 que se están usando en el mundo: vector viral como usa la vacuna de Oxford/AstraZeneca y Gamaleya (inyecta un virus diferente que contiene genes de la Spike del coronavirus), ARN mensajero como Pfizer y Moderna (se pone parte del código genético del coronavirus en el virus para producir la respuesta) y la de virus desactivado como la Sinopharm y Sinovac (se inyecta el virus debilitado, es el método más usado en la vacunación).

¿QUÉ ES LO QUE DESCONOCEMOS?

El doctor Willy Diaz, médico intensivista de la Clínica Internacional, sostiene que para el tiempo que vivimos la pandemia (un año más o menos), “el mundo científico y tecnológico no ha defraudado: ha habido bastante avance en todos los sentidos, por ejemplo, en prevención”. 

“En un tiempo récord se ha hecho vacunas, se ha avanzado bastante en conceptos epidemiológicos. El coronavirus ha revolucionado el mundo epidemiológico, el uso de elementos de bioseguridad y temas tan básicos como por ejemplo el distanciamiento social, el lavado de manos, ya se ha vuelto predominante. Por supuesto que aún falta mucho, no conocemos más del virus”, menciona. 

El tema de las vacunas contra la COVID-19, menciona el doctor Diaz, “todavía es un tema que está consolidándose”. Afirma, además, que una de las interrogantes a responder en los próximos meses es acerca de la efectividad de la vacuna con respecto a las variantes del virus.

“En Sudáfrica se ha demostrado que algunas variantes no podrían ser cubiertas o prevenidas por la vacuna. Considero que falta todavía un tratamiento específico: no hay un antiviral demostrado que pueda ayudarnos a combatir ese virus. También falta establecer medidas post COVID-19. SI bien ya estamos conociendo los efectos o secuelas, todavía nos falta precisar cómo enfrentarlo”, explica.

Diaz resalta que en líneas generales, “la respuesta del mundo científico ha sido rápida: en casi un año, el desarrollo de la vacuna”. Sin embargo, el especialista indica que aún falta conocer cómo manejar estos pacientes en su estado crítico.

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