9 detalles de los coches antiguos que nos siguen gustando y echamos de menos | Motor

No nos engañemos: los coches nuevos son mejores que los antiguos. ¿Recuerdas cuando 120 CV se consideraba bastante decente para un automóvil familiar? ¿O cuando cualquier velocidad superior a 150 km/h significaba hablar de tanta elevación aerodinámica como en una Cessna? 

Por no hablar de las constantes averías, la seguridad en caso de accidentes y el óxido a raudales a partir de cierta edad. 

Pero eso no quiere decir que todo sea mejor en nuestro brillante y feliz futuro automotriz. Eso sería como decir que todo es mejor en nuestro brillante y feliz futuro en general. 

Así que vamos a engancharnos los pantalones vaqueros nevados, atarnos bien nuestras Air Jordan, Patrick Ewing o Pump y dar un paseo por el paseo de la Nostalgia con lo mejor de todas las cosas del mundo del automóvil viejo que echamos de menos.

Ruleta para el ventilador, un control deslizante para recircular y un botón grande para el A/C

El climatizador es un inventazo: elige temperatura y conduce con comodidad. Pero luego doblas una esquina y el sol está de tu lado, así que bajas la temperatura y tu pasajero la sube, porque a él le da la sombra.

Y para que el ventilador funcione un poco más fuerte, tienes que decidir si pasar al modo manual, arruinando la planificación de la computadora central sobre cómo hacerlo funcionar. Si tienes un sistema de control de clima con medios grados, le darás al botón y te darás cuenta de que tienes que pulsar demasiadas veces. 

Y si tienes controles táctiles, cuando hayas profundizado en el submenú correcto, también habrá profundizado en las profundidades de la acequia más cercana y ahora necesitarás otro submenú: el que tiene el teclado para llamar una grúa. 

Compara con un coche con unos cuantos años. Decide cómo de frío quieres el aire  y con cuánta fuerza. Cuando tenías demasiado calor o frío, girabas la ruleta de la potencia. Para añadir o quitar algún  grado, accionabas otro dial. Para descongelar el parabrisas, gira otro mando. ¿Camión adelante soltando humo negro? Mueve el control deslizante con un «golpe» satisfactorio y respira tranquilo. ¿Alguien quiere decirnos qué tenía de malo ese sistema?

Cajas de cambios en la columna de dirección

Para llevar a más de cuatro pasajeros en estos días, la única solución es comprar algo que generalmente es espantoso y enormemente grande con las proporciones (y dimensiones) de un hipopótamo. 

De vuelta en los buenos viejos tiempos, viajar en seis o incluso siete personas fue tan fácil como llenar cada centímetro de espacio disponible en el asiento, renunciar a los cinturones de seguridad en su totalidad y compartir el espacio personal de una manera que ahora da pánico después de pasar un año bajo el espectro del COVID-19. Y esta increíble aglomeración de pasajeros fue posible gracias a un invento glorioso: la caja con el mando en la columna que  permitía poner una banqueta corrida en su lugar

Cargadores de CD en el maletero

El cargador de 10 discos en el maletero cayó en desgracia. Cuando salió por primera vez, fue la mejor manera de mostrar tu último CD de Phil Collins, recordando que en ese momento, Phil Collins era genial.

Tecnológicamente hemos recorrido un largo camino. Ahora puedes reproducir cualquier canción a través de la radio, perdón, del sistema de infotainment,  sin enchufar un solo cable.

Durante toda la carrera universitaria teníamos los mismos 10 CD en el cargador de nuestro coche tres volúmenes heredado de nuestros padres. Y antes de pensar que no es suficiente cantidad, conviene recordar que en 740 minutos se podía resumir el gusto musical de toda una generación sin demasiado drama (Nota para los asquerosamente jóvenes: los 740 minutos salen de los 74 minutos que permitía cada disco compacto).

Es cierto que se necesitaba experiencia para clavar la mezcla en los CD, pero, cuando salía bien, lo dicho: podían pasar años sin cambios en el cargador. Ahora piensa en cuántos saltos hiciste la última vez en Spotify.

Ruedas pequeñas y mucho perfil

Dependiendo de la cantidad de puestas de sol que haya visto, es posible que recuerdes aquellos tiempos en los que solo los coches más deportivos y locos llegaban a tener ruedas de 17 pulgadas.

Avancemos unos años más: nuestro nuevo e inframotorizado coche vino con llantas de 19 pulgadas. O lo mismo optaste por algún SUV grande con 22 pulgadas. Si la cosa sigue así, los coches volverán a parecer diligencias en un par de años.

Antes, el tamaño de las ruedas crecía para albergar frenos más grandes, por lo que se convirtieron en sinónimo de altas prestaciones. Con la llegada de la era de las apariencias, algunos comenzaron a usar ruedas lo suficientemente grandes como para encajar en un Caterpillar de alguna mina al aire libre de África Central sin importar las prestaciones o la pérdida de confort. 

Pilares estrechos

Sí, todos sabemos por qué el pilar A de cualquier coche es tan enorme: porque necesita algo más que una delgada tira de metal para sobrevivir a un vuelco y, lo que es más importante, permitir que los ocupantes sobrevivan. Y no tenemos la costumbre de discutir en contra de cosas que salvan vidas. Eso se lo dejamos a los antivacunas.

Pero, ¿qué pasaría si hiciéramos los autos más livianos? Entonces, dado que la fuerza es igual a la masa multiplicada por la aceleración, habría menos estrés sobre los pilares en caso de vuelco. Lo que significa que podrían volver a ser más finos.

Eso permitiría popularizar eso de que «evitar el tráfico es mucho más fácil si puedes verlo», pero también abría los ojos a lo espacioso y ligero que se nota el habitáculo…

Botones reales para controlar las cosas

Botones. Cada uno con una sola función. Dale y ocurre una cosa. Dale de nuevo y deja de ocurrir. Llámanos pijoteros: si hay tantas funciones que deben ocultarse en los submenús de la pantalla táctil, estamos convencidos de que no son necesarias.

Piensa en que realmente necesitas y realmente usas. Echa un vistazo a un Porsche 911 de los años ochenta si necesitas un ejemplo visual de a lo que nos referimos…

Cuadro de relojes de verdad

Ya que sale el tema de los 911 clásicos, hablemos de los relojes. Poner el cuentavueltas en el centro es una idea genial dadas las intenciones y la capacidad del 911, pero mira el tablero de nuevo: ese dial flanqueado por la velocidad a la derecha y la temperatura/presión del aceite a la izquierda. La información más importante, allí mismo. 

Luego, en el lateral, un indicador de nivel de combustible y aceite a la izquierda y un simple reloj analógico a la derecha. Toda la información que necesita y nada que no necesites. Quizá un voltímetro estaría bien.

Ahora míralo desde un punto de vista moderno. Debido a que la mayoría de nosotros no entendemos (o no queremos entender) cómo funcionan los motores, todo es más visualmente sencillo… y colorido. ¿Realmente necesitas una pantalla digital en alta resolución con animaciones cada vez que quieres ver el consumo medio o representar un mapa ultradetallado en esa zona?

Tamaño 1 DIN para la radio

¿Recuerdas cuando había un hueco 1 DIN en el salpicadero en el que cualquier autorradio encajaba? Si tu coche fuera de «los buenos», lo más probable era que tuvieras un ‘doble DIN’ en el que colocar un enorme y costoso equipo de audio con ecualizador… o una radio 1 DIN y hueco engomado en el que dejar el siempre misterioso boli Bic que aparecía en todos los coches antiguos.

Ahora te deseamos la mejor de las suertes tratando de poner una radio mejor que la que trae de serie: seguramente acabes rompiendo la mitad del tablero, te dejará de funcionar el ordenador de viaje, los controles del volante y quién sabe qué mas…

Ecualizadores de sonido de verdad

Ya que tocamos el tema de las radios, hablemos sobre el control de sonido. ¿Cómo se explica que podamos reproducir cualquier canción que nos guste de Internet a través del equipo de sonido pero luego nos tenemos que confundir con unos graves que son basura y unos agudos estridentes?

El objetivo de un ecualizador es poder afinar el sonido correctamente. La audición humana generalmente se extiende de 30 a 18.000 Hz aproximadamente, dependiendo de a cuántos conciertos de heavy metal hayas asistido. La división de 18.000 frecuencias diferentes en solo tres parámetros (agudos, graves, medios) deja mucho que desear en términos de ajuste. O, si pagas demasiado por un estéreo, obtienes un montón de opciones en general ininteligibles que se mezclan con la música, tratando de hacer que suene como si la estuvieran tocando en el Albert Hall o algo así.

Los buenos equipos de música de la vieja escuela ofrecían ecualizadores de cinco, ocho e incluso 10 bandas para aprovechar al máximo sus altavoces… que por cierto, probablemente ya no sepas ni dónde están. 

Este artículo fue publicado en Top Gear por Luis Guisado.

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