Restos de café: el secreto para que crees tus propias velas aromáticas | Life

Dar una segunda vida al café es muy sencillo y entre los posibles usos que existen se encuentra el fabricar velas aromáticas.

Una vez se ha preparado café no es necesario que termine su uso. Esta es una bebida saludable muy consumida en nuestro país, pero además puede ser útil para otras funciones. En un artículo anterior repasamos las distintas formas de dar una segunda vida al café molido y entre las que existen se encuentra el fabricar velas aromáticas.

El olor a café es muy agradable aunque no seas consumidor de esta bebida. En su particularidad está uno de los aspectos clave y para muchas personas no hay nada mejor que el aroma que traslada el café recién hecho. Por ese motivo, las velas de café llevan tiempo triunfando y se utilizan en algunas casas.

Puede que no lo sepas, pero con los restos del café molido puedes fabricar tus propias velas de un modo muy sencillo. Vamos a enseñarte cómo hacerlo.


Desde el siglo XV consumimos el café tostado y molido. Si quieres seguir siendo fiel a la tradición, nada mejor que prepararlo tú mismo en casa. Cafeteras de goteo o las modernas cafeteras de cápsulas, ¿cuál prefieres?

Lo primero que tienes que hacer es reunir un vaso con residuos de cera y ponerlo al baño maría hasta que se derrita. Mientras, en un vaso de papel que hará de molde se coloca una mecha en el centro y echan un par de cucharadas pequeñas del café. Sujetando la mecha para que no se vuelque, hay que volcar cera derretida hasta mitad del vaso y esperar una media hora a que se enfríe.

Después, se vuelve a calentar el resto de la cera y hay repetir el mismo proceso en el vaso que ya estará a la mitad: primero los posos del café y luego la cera caliente hasta llenarlo. Cuando se haya solidificado basta con romper el vaso con unas tijeras y frotar un poco la vela para quitar imperfecciones.

Lo recomendable es dejarla un par de horas hasta que se enfríe y seque del todo. Entonces podrás encenderla y comprobar que la vela tiene el aroma inconfundible del café.

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