Un diente fosilizado revela un enfrentamiento prehistórico entre un tiburón y un pterosaurio

Una vértebra cervical fosilizada de un pterosaurio del género Pteranodon, un reptil volador del Cretácico Superior de Norteamérica, conserva un diente incrustado de un tiburón extinto de gran tamaño, denominado Cretoxyrhina mantelli, informó The National Geographic

Según los autores de un estudio publicado en PeerJ, este hallazgo sugiere que «la preservación conjunta no es casual, sino más bien la evidencia de un tiburón Cretoxyrhina mordiendo a un pterosaurio Pteranodon».

David Hone, Mark Witton y Michael Habib estudiaron este fósil, que fue descubierto en los años 60 en la Formación Niobrara, en el condado de Logan (Kansas). Según el estudio, de los más de 1.100 especímenes de Pteranodon conocidos, solo siete muestran evidencias de una interacción entre depredador-presa.

«No es posible inferir a través del material conservado si la mordedura refleja un comportamiento depredador o carroñero, pero hay varios registros de un Pteranodon consumido por otros peces, entre ellos otros tiburones (específicamente el anacorácido Squalicorax kaupi) y múltiples registros de un Cretoxyrhina mordiendo otros vertebrados del Mar Interior Occidental [que dividía el continente de América del Norte en dos partes], pero hasta ahora las interacciones entre un Cretoxyrhina y un Pteranodon habían permanecido esquivas», indicaron los autores del estudio.

Un mordisco quedó fosilizado

El Pteranodon dominaban los cielos en la era prehistórica y buscaban en el océano su alimento. Otro estudio sugiere que algunos pterosaurios poseían un abrigo de muchas texturas.

Los investigadores comprobaron que el diente de Cretoxyrhina mantelli quedó atascado entre los bordes de las vertebras del cuello, lo que sugiere claramente un mordisco. El diente se quedó atascado en una parte ósea del cuello del pterosaurio, de tal forma que se fosilizó junto con las vértebras cervicales.

«Sabemos que los grandes tiburones devoraban a los pterosaurios, por lo que una especie depredadora grande y rápida pudo comerse fácilmente a un Pteranodon que se acercara al agua, aunque nunca sabremos cómo ocurrió exactamente», comenta Habib en un comunicado de la Universidad del Sur de California. 

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